Generalmente las adaptaciones cinematográficas de videojuegos han dado lugar a producciones desastrosas. La presente obra es un fracaso en todas las líneas, comenzando por su su lejanía al espíritu del videojuego en muchísimos aspectos: un mundo sombrío (ni siquiera retratado con un escenario convincente) que contrasta con el de luz y color de los juegos, un Luigi sin bigote, un Yoshi relegado a un papel ultrasecundario, unos enemigos que nada tienen que ver con los de los juegos...

Pero es que la historia en sí también tiene un desarrollo bastante burdo, con un guión que hace aguas con escenas tan bizarras como prescindibles y que se alarga cerca de dos horas. Y eso que el planteamiento a priori es interesante, lo de que haya dos mundos paralelos de dinosaurios y mamíferos. Pero su ejecución resulta una gran decepción. Los guiños a los personajes de los juegos existen, no vamos a negarlo. Pero son demasiado escasos o se hacen notar muy poco. Entre otras cosas se perdió la gran oportunidad de hacer un homenaje en condiciones a Mario Kart. Sólo hubo un detalle que realmente me hizo sonreír.

Ni siquiera algún gag con Mario haciéndose pequeño o creciendo con la seta... ¡Nada! Esto no es Super Mario ni nada que se le parezca.