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Voto de GonzaloyGracias:
7
5,8
831
28 de octubre de 2020
25 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
--"Preparativos para estar juntos durante un periodo de tiempo desconocido" ("Felkészülés meghatározatlan ideig tartó együttlétre") de Lili Horvát, o "Prepararse para un periodo indefinido de tiempo juntos" (según el traductor automático húngaro/castellano): que es algo parecido pero no igual.
Suspender el juicio o nuestras alarmas sobre lo que es verosímil o no, es lo que nos propone la directora de esta película: una neurocirujana húngara se enamora en un breve encuentro de un colega y compatriota de viaje profesional en EE.UU. No intercambian números de teléfono o direcciones@, sino que quedan citados en el puente de la Libertad de Budapest un día y una hora concreta: las cinco de la tarde.
No descubro nada -se halla en la sinopsis sobre el film- si cuento que él no se presenta y que en el encuentro posterior -ella lo busca, claro está- negará conocerla.
Tras un desmayo más que justificado, la enamorada decidirá quedarse en Budapest y trabajar en el mismo hospital donde ejerce él. Su currículum se lo permite (me refiero al hecho de ser contratada ipso facto).
A partir de este prometedor momento se inicia el intríngulis de la película: ¿lo que nos ha contado la mujer es realidad o fantasía? ¿Es un hecho incontrastable y él es un cabronazo, o ella transita por terrenos a los que la psiquiatría pondría un nombre? ¿Él es una construcción del imaginario de una mujer que ha inventado a su enamorado?
La respuesta..., viendo el film.
Pero estamos ante una obra de arte: lo que nos inquieta viéndola es esa suspensión del juicio (como decía antes), que la cineasta propone a los espectadores. Realmente, todos los hechos circunstanciales que junta al directora en la trama de la película nos hacen vacilar entre una interpretación u otra.
Es el mérito de este film. Para conseguirlo cuenta con un guion sutil, medido, atento al detalle y a los tiempos narrativos. Con una actriz que emana fragilidad (como todo enamorado no correspondido) y tenacidad: como todo quien quiere cumplir su deseo.
(El hecho de que sea una enamorada valiente, y no un enamorado, introduce un motivo de reflexión que dejo para otro momento o para voces más autorizadas).
La fotografía y la música son fundamentales para crear esa sensación de que la enamorada se mueve entre la realidad y la imaginación. Fotografía de celuloide (parece ser), de tonos fríos, salvo cuando la cámara se acerca a la actriz: Natasa Stork, espléndida en su papel. Un amor.
La música merece también su pequeño apartado: me parece exquisita. Y no soy melómano.
A mí me ha gustado. Bastante.
Suspender el juicio o nuestras alarmas sobre lo que es verosímil o no, es lo que nos propone la directora de esta película: una neurocirujana húngara se enamora en un breve encuentro de un colega y compatriota de viaje profesional en EE.UU. No intercambian números de teléfono o direcciones@, sino que quedan citados en el puente de la Libertad de Budapest un día y una hora concreta: las cinco de la tarde.
No descubro nada -se halla en la sinopsis sobre el film- si cuento que él no se presenta y que en el encuentro posterior -ella lo busca, claro está- negará conocerla.
Tras un desmayo más que justificado, la enamorada decidirá quedarse en Budapest y trabajar en el mismo hospital donde ejerce él. Su currículum se lo permite (me refiero al hecho de ser contratada ipso facto).
A partir de este prometedor momento se inicia el intríngulis de la película: ¿lo que nos ha contado la mujer es realidad o fantasía? ¿Es un hecho incontrastable y él es un cabronazo, o ella transita por terrenos a los que la psiquiatría pondría un nombre? ¿Él es una construcción del imaginario de una mujer que ha inventado a su enamorado?
La respuesta..., viendo el film.
Pero estamos ante una obra de arte: lo que nos inquieta viéndola es esa suspensión del juicio (como decía antes), que la cineasta propone a los espectadores. Realmente, todos los hechos circunstanciales que junta al directora en la trama de la película nos hacen vacilar entre una interpretación u otra.
Es el mérito de este film. Para conseguirlo cuenta con un guion sutil, medido, atento al detalle y a los tiempos narrativos. Con una actriz que emana fragilidad (como todo enamorado no correspondido) y tenacidad: como todo quien quiere cumplir su deseo.
(El hecho de que sea una enamorada valiente, y no un enamorado, introduce un motivo de reflexión que dejo para otro momento o para voces más autorizadas).
La fotografía y la música son fundamentales para crear esa sensación de que la enamorada se mueve entre la realidad y la imaginación. Fotografía de celuloide (parece ser), de tonos fríos, salvo cuando la cámara se acerca a la actriz: Natasa Stork, espléndida en su papel. Un amor.
La música merece también su pequeño apartado: me parece exquisita. Y no soy melómano.
A mí me ha gustado. Bastante.