Al principio parece que nos hemos metido de lleno y sin esperarlo en una película para el público juvenil, con los avatares de los jóvenes en el instituto, las expectativas de ingreso en la universidad y los amores adolescentes pasajeros. Pero poco a poco, Greta Cerwing, la directora que se estrena detrás de las cámaras en esta su ópera prima, nos introduce en una familia convulsa de un padre en paro y una madre que mantiene con su hija una relación de amor con una gran carga de emotividad no exenta de enfrentamiento.
La película tuvo cinco nominaciones al Óscar aunque no consiguió llevarse ninguno. Desde luego, la interpretación de Laurie Metcalf como la madre de Saorise Ronan es sobresaliente. La propia Ronan (que lleva ya cuatro nominaciones al Óscar, premio que todavía se le resiste) logra encarnar con soberano acierto la rebeldía de una hija que tódavía no sabe cuál va a ser su lugar bajo el sol.
La cinta está aderezada con una buena banda sonora que la directora nos va mostrando poco a poco, disfrutando de planos sosegados que nos invitan a la reflexión en esta película donde la amistad y la lealtad tendrán un lugar preferente en la trama.