Dos gamberretes de apenas 10 años encuentran un coche de policía abandonado y deciden llevárselo para dar una vuelta. Porque sí, saben conducir... o más bien aprenden sobre la marcha con la suerte de que toda la zona está desierta.

Parecen la versión estadounidense del Torete y el Vaquilla. No van a clase, no aparecen por casa y a las primeras de cambio se meten en un gran lío.

El tema es que los dos niñatillos se llevan el coche, pero ¿no les extraña que esté abandonado así? Pues no, porque son bastante cortitos, la verdad. Pero al espectador sí que le llama la atención e intuye que hay algo turbio, muy turbio en ese asunto.

La idea me parece bastante original, no es algo que haya visto antes. Y la película en sí entretiene, aunque haya algunas escenas alargadas sin sentido.