Scott Derrickson firmó con Sinister uno de los filmes más valorables del terror de los últimos años, siguiendo un camino formal y de puesta en escena similar al que Insidious de James Wan creó.

Como era de esperar con la forma de pensar industrial del séptimo arte, llega esta innecesaria y gratuita secuela que no deja grandes cosas más allá de las perversas cintas encontradas y la presencia de Mr.Boogie.

La película deja muy frío en todos sus aspectos, crispa nuestros nervios poco, al menos en el sentido terrorífico de la palabra; subrayándose por un guión muy poco creíble, que trata de forma superficial temas tan sensibles como la violencia de género.

Las interpretaciones protagonistas y el devenir de la trama dejan igualmente planos, dejándonos esa sensación de innecesaria secuela que se veía des del principio y sin el carisma y personalidad que Derrickson y la presencia de Ethan Hawke dotaron de gran nivel a la primera entrega.

El Crítico Inquilino