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Argentina Argentina · Benito Juarez
Voto de fermillo:
7
Drama Una joven crece en una familia disfuncional de nómadas inconformistas, con una madre excéntrica y un padre alcohólico que distrae a los niños con su imaginación para que ignoren su pobreza. Basada en las memorias de Jeanette Walls. (FILMAFFINITY)
30 de octubre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El castillo de cristal” se basa en el libro de memorias de Jeannette Walls (Brie Larson), quien fuera columnista del “New York Magazine”. Esta adaptación escrita por Cretton se estructura a partir de una dinámica de flashbacks que parten del presente neoyorquino y “exitoso” de Jeannette, y nos traslada al caótico pasado de la familia. En la que fuera una riesgosa aventura, Jeannette y sus hermanos deben sobrevivir a la pobreza y trashumancia que sus excéntricos padres, Rex (Woody Harrelson) y Rose Marie (Naomi Watts), escogieron vivir, dejando atrás las posibilidades de una vida estable y citadina.
Cretton saca lo mejor de sus actores, como es el caso de Harrelson y Larson, padre e hija en permanente duelo, crisis y reconciliación. Brie Larson está muy bien retratando esa simbiosis emocional que siente su personaje, ese contrapunto entre el amor y bronca hacia su padre. Harrelson por su parte, está estupendo en lo que es una de las mejores interpretaciones de su carrera. Woody logra retratar un personaje tan odiable como querible, que logra ser cruel y tierno en un abrir y cerrar de ojos, lo que Harrelson logra aquí está al alcance de pocos intérpretes.
Otro acierto de “El castillo de cristal” es su radiografía de la sociedad norteamericana. No solo desliza apuntes críticos a su sistema de salud –como cuando la pequeña Jeannette sufre unas quemaduras que obligan a llevarla a una clínica de la que preferirán escapar sin pagar las cuentas– o a las castas de hombres de negocios que se aprovechan de los aparatos del Estado. También hace un repaso por la geografía más olvidada del país más rico del mundo, entre ‘rednecks’ y desiertos que cobijan a los antepasados de esta familia errante y desheredada.
“El castillo de cristal” es, por último, un cuestionamiento sobre qué significa ser una familia “normal” en la sociedad. Por más excesivo que resulte el retrato de los Walls, está hecho con la suficiente concentración y delicadeza como para que resulte complejo, más allá de cualquier cliché. Más que santos, los seres humanos del filme son asombrosos, y tan generosos como egoístas. En medio de esa balanza, Jeannette es una mujer que debe conocer las apariencias del éxito, pero para reconciliarse con algo más profundo y esencial: una memoria compartida que debe enfrentar y asumir para ser finalmente libre.
fermillo
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