Hay momentos intensos, curiosos y crueles que me conmovieron: La obsesiva e irónica crítica que hace la madre durante la boda; las secuencias oníricas de la pareja atravesando prados en los que se hunden; las panorámicas de la Luna junto a Melancolía en el cielo nocturno y la claudicación del padre con el suicidio, abandonando a su familia al desastre.
La metáfora de no poder salir de la propiedad, de no poder cruzar el puente, cierra la idea del desenlace inevitable del planeta y de lo inútil que resultaría ir a cualquier parte. La casa en este momento, es el mejor refugio y el mas cercano.
La secuencia final bajo la estructura mágica de ramas donde los tres se refugian, es emocionante. Los tres esperan el final y Justine es la que los contiene, los abraza y además, paradójicamente, se libera de su depresión.