Splielberg nos vuelve a deleitar con su magnífica y exquisita dirección, que aunque no tiene ya nada que demostrar lo sigue haciendo ya que es algo innato en él. Es una película que homenajea sin duda a los clásicos como lo que el viento se llevó, tanto en la fotografía como en las evidentes tomas que aluden a estas cintas clásicas. Aunque utilizar en la historia diferentes argumentos que acaban uniéndose al final puede ser ya un tanto tópico y predecible, la maestría con la que ha rodado al caballo entre las trincheras, los decorados fabulosos en las que no reconozco ningún efecto evidente de que haya intervenido un ordenador más que en determinados paisajes en la lejanía, escenas de guerra que son reales como la vida misma, escenas que han entrado por el objetivo por que estaban ahí sin trucos aparentes, hacen de nuevo que Spielberg se haya superado a sí mismo en cuanto a películas de guerra se refiere. Dos escenas que sin duda pasarán a la historia que son el final del recorrido del caballo por las trincheras que transmiten un dolor y una desesperación intensa, y las escenas que critican a la guerra de que realmente todos somos iguales en el momento que dos soldados se unen para salvar al animal, que por cierto me recuerdan mucho a la película Chilena "Mi mejor enemigo".