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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
7
Drama En 1957, doce años después de la II Guerra Mundial (1939-1945) y del fin del Tercer Reich, el Fiscal General Fritz Bauer se comprome a detener a los criminales nazis. El hecho decisivo es la localización del Adolf Eichmann, miembro clave de las SS. (FILMAFFINITY)
7 de mayo de 2016
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La interesante figura de Fritz Bauer es el epicentro de esta película, que en líneas generales, ha sabido compensar lo que es información y lo que es el pulso dramático. A pesar de que la mayoría de sus trabajos pertenecen a la televisión, Lars Kraume, con una dirección eficiente, aunque poco arriesgada, logra un buen trabajo “que se nota” que es para cine, apoyada en su punto fuerte: la historia que se nos plantea, con personajes bien desarrollados, sobre todo su protagonista, y en la que nunca nos perdemos. Los acontecimientos mantienen nuestra atención y sus personajes, como sus reacciones, son creíbles. Incluso el haberse esforzado en centrarse no solo en la historia política, si no en la íntima, es bastante meritorio, sin caer nunca en lo escabroso o en lo fácil.
También, al menos para mí, destaco su esforzada y notable banda sonora. Todo un acierto y pocas veces visto en el cine “político” europeo. Ambientada a finales de los cincuenta, cuando el “jazz” emergía en Europa y grandes compositores americanos ya nadaban entre sus aguas, Christoph M. Kaiser y Julian Maas parecen rendirles un homenaje a todos ellos, especialmente nos ha evocado a Elmer Bernstein, y ese olor a cine negro impregna toda la película. En otros temas, y esto reconozco ya más discutible, he creído notar un estilo a lo Pino Donaggio en sus “suites” compuestas para Brian De Palma, en concreto al tema compuesto para “Vestida para matar” que se incluía en la larga escena del museo. Es ese estilo de música tanto descriptiva como envolvente hecha con gusto.
Los escenarios seleccionados o, sobre todo, el vestuario de Esther Walz son reseñables, y en el que se incluyen ciertos guiños cinéfilos o de referencias que nos pueden sonar al mundo cinematográfico de Marlene Dietrich. Son ingredientes que, sumándolos, la hacen escapar de la mediocridad. Aunque su reparto en conjunto no destaque por nada especial, lo cierto es que cumplen con sus roles, hacen todos un buen trabajo, especialmente Burgart Klaußner como Bauer, escapando de todo retrato maniqueo o tópico.
Y con esta apariencia fácil es como se hace, cuanto menos, una película digna. Porque aunque su fórmula no es nada nueva, incluso puede parecer evidente, el saber aunarlas con precisión es su mérito, ya que no todos podrían lograrlo, ya lo sabemos. Podíamos aprender nosotros, en nuestra pequeña industria, ya que con un presupuesto ajustado, porque nada sobra y lo que falta no se nota, podrían hacerse películas tan recomendables como esta. No es la primera vez que lo pienso, pero con un trabajo serio previo, sin actores previsibles o impuestos y un director con su intención clara, podrían ayudar a levantar nuestro cine. Pero claro, en todo esto la figura del productor es imprescindible, alguien que sea capaz de apostar sin cortapisas de ningún tipo, y ese quizás sea el “quid” que nuestro cine padece, cosa que fuera de nuestras fronteras parece ser que aún existen otro tipo de productores. En suma, creo que será de ese tipo de películas que, al espectador que en un futuro le pille sin información de ningún tipo, por sorpresa, le supondrá muy sugestiva, y a varios niveles.
Maggie Smee
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