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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
1
Acción. Thriller. Comedia El señor Smith (Clive Owen), un misterioso y solitario pistolero, desbarata involuntariamente un extraño complot, cuando rescata a un bebé de una muerte segura. Para alimentar a su pequeño protegido, contrata a una prostituta (Monica Bellucci). Desde ese momento los dos se convierten en el objetivo de un peligroso mafioso (Paul Giamatti), que enviará a sus sicarios para eliminar al niño. (FILMAFFINITY)
25 de mayo de 2013
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
He escogido como título del comentario (“El niño es nuestro”) una película de Summers, ya que este thriller con tintes infantiles se podía haber titulado también así. Es curioso ver como cada año va degenerando más y más el cine de acción. Sus tramas cada vez son más pueriles, con personajes que no pueden ser catalogados ni como tales ya que son más bien meros distintivos, sin más fondo, planos, como si se tratase de un video juego más que de cine: el bueno, el malo, la mujer florero, etc. Pero dentro de una combinación que argumentalmente es de lo más previsible, y que en las escenas de acción, a pesar de contar con muchos efectos de sonido, montaje y aliñado con mucha hemoglobina, no son creíbles y todo parece destinado a adolescentes agresivos más que para un público adulto. De hecho, lo que “interpreta” Clive Owen se asemeja a Tadeo Jones, que no a Indiana Jones, ni por asomo, carece de esa madurez, sino más bien lo dicho, Tadeo Jones, un mero dibujo animado que mueve a la risa por su patetismo en un contexto supuestamente adulto. Paul Giamatti borda con punto de cruz el peor papel de su vida. La Bellucci, muy mona ella, es un anexo, la concubina de la historia, casi un pegote irrelevante que simplemente está ante el reclamo de los más testosterónicos, como ocurre en estos productos desde hace décadas, donde la mujer no desempeña ningún rol con peso y casi sin ninguna lógica, simplemente presta su presencia al protagonista. En este caso con el agravante de que no se enseña carnaza y la única escena donde se dan un revolcón es vergonzosa no ya porque se vea poca carne, sino por lo que en ella ocurre y que no vamos a contar. Si hubiera habido al menos una exhibición gratuita y vistosa de sus anatomías lo hubiéramos entendido todo, pero tampoco ha sido así, como también es habitual: violencia toda la que quepa, pero mucho pudor en cuanto al sexo. No hay sudor, ni química, ni nervio, solo coreografías para que todo quede vistoso y demostrando, una vez más, que un mal actor en manos de un buen director se puede salvar pero en caso contrario, como los presentes, un buen actor se hunde en manos de un mal director. Al menos su protagonista, Owen, no acepta que a ni animales ni a los niños se les mate o se les haga sufrir, que eso le enoja mucho, y sus mensajes, además de obvios son positivos, aunque volátiles, ya que enseguida se nos olvida cuando va asesinando a todo el que se tercie, como si se tratase de un mal cómic. Su duración no llega a la hora y media y parece que dure más… Y, lo siento, me niego a seguir hablando de este subproducto tan estúpido como inútil que ni siquiera vale para “matar” el tiempo.
Maggie Smee
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