Vergonzante vuelta de un irreconocible (desde hace tiempo) Shyamalan con una película que pese a versar sobre el veloz paso del tiempo, ha conseguido tener en mí el efecto contrario: se me ha hecho larguísima.
En primer lugar, la idea de la película en sí es un poco lastrante y el escenario muy limitado. En segundo, parece rodada con prisas y hay situaciones inconexas y nada creíbles en su desarrollo (a calzador). Me imagino a los actores/actrices guardándose para sí mismos lo que pensaban mientras rodaban o llevándose las manos a la cabeza y dirigiendo la vista al cielo al leer los dialogos del guión...
A ver cómo remontas vuelo, Shyamalan, porque esta vez no solo has volado bajo. Te has pegado una buena hostia contra la arena de esta paradisíaca playa.