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Voto de Alberto M Laguía:
8
Drama Harry (Jared Leto) y su madre (Ellen Burstyn) tienen sueños muy distintos: ella está permanentemente a dieta esperando el día en que pueda participar en su concurso televisivo preferido; la ambición de Harry y su novia Marion (Jennifer Connelly) es hacerse ricos vendiendo droga y utilizar las ganancias para abrir un negocio propio, pero nunca tienen el dinero suficiente para ello. A pesar de todo, Harry y Marion no se resignan y harán ... [+]
22 de noviembre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aronofsky ya había avisado en su ópera prima “Pi, fe en el caos” (1998) que iba a dar que hablar y que lo suyo no era un éxito pasajero. Con la magnífica “Requiem for a dream” alcanza la cima, que es mucho decir para una filmografía formidable (algunos dirán que con la excepción de “Noé”, aunque a mi no me desagrada).

Estas son las grandes bazas con las que juega la película: en primer lugar todas las interpretaciones, lideradas como no, por la nominada al Oscar Ellen Burstyn, una vieja conocida de la casa por ser la mamá de la niña de “El exorcista” (1975). Ella nos enseña donde puede llegar el sentimiento de soledad, de querer que la escuchen, de ser popular, de volver a ser aquella mujer de la foto a la que su marido deseaba. Su obsesión, mezclada con un consumo inconsciente de estupefacientes, la lleva al manicomio. No se quedan cortos tampoco Jared Letto y Jennifer Connelly, lo que pasa es que Burstyn brilla tan intensamente que deslumbra.

A continuación, destacaré el montaje. Vaya por delante que normalmente las películas tienen entre 600 y 700 cortes: “Requiem” tiene 2.000 cortes para mostrarnos de forma dinámica lo que están sintiendo los personajes. El salto inmediato de imágenes cuando consumen drogas es una herramienta creativa que permite al espectador participar de ese “chute”, en este caso, visual. También me gusta el uso de las escenas partidas como cuando Harry y Marion están en la cama y se miran fijamente, o cuando Sara aparece dubitativa, y en otra fotografía aparecen las anfetaminas. Y para acabar con el apartado de montaje, aunque ya es un recurso más manido aunque no por ello menos efectivo, Aronofsky también utiliza el fast-forward cuando se precisa, para hacernos sentir el mismo vértigo de los personajes.

Podría seguir destacando muchos más aspectos de esta película de culto, pero si tengo que subrayar un último, me quedaré con la banda sonora de Clint Mansell, en particular de la sobresaliente “Lux Aeterna”, tan utilizada a posteriori en tráilers de algunos largometrajes como, por ejemplo: “El Señor de los anillos: las Dos Torres”.

Aronofsky, al igual que Wes Anderson, Tarantino o tantos otros, sabe cómo impregnar de su autoría las películas, y no se deja ningún aspecto: ni argumento, ni actuaciones, ni fotografía, ni el montaje…. Un claro ejemplo de director-autor.
Alberto M Laguía
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