Reconozco que mis expectativas estaba muy bajas con esta película ya que sumado a los conocidos problemas de producción y distribución que tenía el hecho de estrenarse a muy pocas semanas de la última parte del Hobbit era una sombra muy alargada y pesada que caía a plomo sobre ella, dos películas del mismo género y tan dispares a nivel de producción repercute negativamente sobre la más austera ya que las comparaciones son odiosas.

Lo primero que me ha sorprendido en la inclusión del actor Kit Harington más conocido por todos como John Nieve con el mismo aspecto y corte de pelo que en la serie Juego de tronos en una especie de prólogo, algo que incluso a mí me había pasado desapercibido incluso en los trailers, pero después de esta “sorpresa” inicial la película se convierte en una mezcla de personajes y situaciones copiadas de otras películas y unidas en esta en una historia simplona y predecible. Tanto Julianne Moore como Jeff Bridges están demasiados exagerados en sus respectivos papeles y el único que medio se salva es el actor Ben Barnes (el príncipe Caspian) que mantiene el tipo dentro de lo que cabe.

Hay momentos destacables pero son escasos, algunos personajes están bien pero duran muy poco, algunas escenas de acción están muy bien conseguidas (ataque a la ciudad) con otras un tanto mediocres (niña poseída) por lo que en conjunto la película se deja ver y entretiene pero es fácilmente olvidable una vez hallamos salido de la sala y si esta es la primera película que vemos después de haber visto el Hobbit la sensación de estar ante una producción de 2º categoría es todavía mayor.