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Voto de antonio lopez herraiz:
10
Drama Frida (Laia Artigas), una niña de seis años, afronta el primer verano de su vida con su nueva familia adoptiva tras la muerte de su madre. Lejos de su entorno cercano, en pleno campo, la niña deberá adaptarse a su nueva vida. (FILMAFFINITY)

Seleccionada por España para los Oscar 2018.
1 de diciembre de 2018
3 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo he mencionado alguna vez y no me canso de insistir en lo mismo. Creo que la mayor virtud de un determinado tipo de cine, el de esas historias que tratan simplemente de transmitirnos emociones, sin caer en el pragmatismo sentimental ni empleando los clichés de un melodrama al uso, ha de consistir en mostrarnos cada etapa de nuestras vidas tal y como la recordamos, con un tamiz de realidad que separe la verdad de la sensiblería.
Así es como obra la directora Carla Simón al plasmar sus propios recuerdos en la mirada de la pequeña Frida (Laia Artigas), una niña de 6 años que ha perdido a sus padres, y cuyas emociones aún no se han desarrollado lo suficiente para entender por qué una enfermedad se los ha llevado tan pronto, por qué eso le ha ocurrido a ella, y si ha sido voluntad del mismo dios al que su abuela le enseña a rezar cada noche. Frida necesita entender si el extremo mimo con que la tratan todos los adultos es fruto del amor, del periodo de duelo o de la condescendencia de quienes hablan sobre su pérdida como si no la tuviesen delante. Frida necesita entender si algún dia Marga (Bruna Cusí) y Esteve (David Verdaguer) la querrán tanto como a su propia hija biológica (Paula Robles), y si es así, por qué la riñen cada vez que se desentiende de ella -mención aparte a la soberbia labor en la dirección a dos actrices de tan corta edad, pero de una naturalidad abrumadora-.
'Verano 1993' (2017, Carla Simón) es ante todo un relato acerca de qué significa tener una familia, de los celos entre hermanas, de la extrañeza que sientes cuando eres un niño y todo tu mundo -tu entorno- cambia de golpe, de la nostalgia por los veranos que no volverán, de la felicidad y, a ello me remito otra vez, los recuerdos de tu infancia.
Carla Simón utiliza la muerte como excusa para hablarnos de la vida, y eso, además de irónico, me parece extraordinariamente hermoso.
antonio lopez herraiz
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