Nos encontramos ante una OVA atípica dentro de las producidas por Toei sobre la obra magna de Akira Toriyama, Dragon Ball. De más duración y cuidada producción de lo habitual y enmarcada en mitad de la segunda saga Z, la de Célula y los androides de la Red Ribbon -siendo de las pocas que consigue encajar sin problemas en la continuidad, sin ser canónica en absoluto- vuelve atrás echando un vistazo al pasado de la raza saiyajin que dominara el anterior arco argumental de la serie, profundiza la leyenda del saiyajin legendario -Broly, que se enfrentará con nuestros héroes-, concepto reciclado por Toei toda vez que la premisa original -Goku es el Supersaiyajin legendario que aparece cada no se cuantos trillones de años- se revela absurda -todo cristo puede transformarse en Supersaiyajin-. Cosas que pasan cuando obligas al autor a seguir estirando el chicle cuando se ha quedado sin motivación e ideas, con tal de no matar a la gallina de los huevos de oro de la animación japonesa.

Este Broly del que hablo presenta las particularidades de una fuerza ilimitada que no para de crecer y un odio desmesurado hacia Goku producto de un curioso trauma infantil. Aparece ante los guerreros Z cuando su padre, nuevo superviviente de la raza saiyajin, llega a la Tierra tentando al príncipe Vegeta a tomar de nuevo las riendas de su pueblo. Una propuesta que se agradece al variar el manido argumento de la amenaza alienígena que llega para destruír el universo al que nos tiene acostumbrados la franquicia.

Otras virtudes de la cinta son una animación más vistosa, toques de humor acertados y personajes bien caracterizados -para lo que es usual en estas producciones, entiéndase-, especialmente ese Vegeta que de nuevo se me antoja el más complejo y coherentemente desarrollado del universo Z, en permanente pelea con su orgullo y una humanidad de la que reniega, y que aquí se ve impotente, como ya le ocurriera contra Freezer, ante el poder apabullante de su enemigo, para más inri temor ancestral de su raza saiyajin.

La resolución de la batalla deja un buen sabor de boca -de nuevo Vegeta estrella de la función- pero ya la habíamos visto innumerables veces en la serie y en otras películas, la repetitiva cantinela de la suma de los poderes de los protas.

En definitiva, de los pocos OVAs imprescindibles de la saga, presentando un mejor tratamiento de personajes y hallazgos argumentales interesantes, muy bien animado, pero lastrado en su resultado final por los fallos de siempre: los interminables combates y las palizas brutales de rigor, sobrando bastantes minutos de metraje, y lo repetitivo de ciertas situaciones en las peleas, por no hablar de las coletillas cansinas de los personajes, particularmente encuentro a Goku francamente insoportable en las películas, dando la brasa con proteger la Tierra, triste sombra de aquel niño que peleaba por el placer de la lucha. Al menos su madurez resulta mejor retratada cuando es Toriyama el que está a cargo del guión. Sobra decir que el 90% de las OVAs arrastran estos problemas -para regocijo de los fanboys más recalcitrantes-. Al menos esta vez el rival tiene personalidad propia -para tratarse de un bruto encefaloplano- y no se trata de un mero calco de algún enemigo ya visto en TV (como Cooler, Turles, Janemba o Slug-). Incluso el desarrollo argumental hasta que llega el combate resulta novedoso sin suponer un mero "remake" de algún arco argumental televisivo, lo que sin duda es de agradecer para aquellos seguidores de la franquicia que aún conserven cierto sentido crítico. Merece la pena:

5,9