Una de esas películas muy difícil para explicar, sobre todo para mí que tengo cierta fobia, por decirlo de alguna manera, a todo este tipo de películas donde conceptos como guerra fría, sala de guerra y demás aparecen en pantalla continuamente. Juegos de Guerra es una película tremendamente buena, tanto como inexplicable.

Y es que todo forma parte de un todo, de una sinergia, que convierte a la película de John Badham en uno de los mejores films de intriga de los años 80, y probablemente de años posteriores también. Juegos de Guerra es ante todo una película asombrosamente divertida, con un montón de razones para verla todavía a día de hoy. Matthew Broderick está irresistible, haciendo probablemente lo mejor de su carrera, y Ally Sheedy se convierte en una compañera ideal, simpática y divertida y bastante alejada de la típica amiga tonta e inútil.

Es una película para verla y disfrutar con ella. Cualquier intento de expresar con palabras lo que es va a caer en el fracaso, ya que Juegos de Guerra es más de sensaciones que de méritos puntuales. Si te paras a pensar no puedes decir nada que parezca diferente a otras películas de su género, pero mientras la estás viendo, aunque la hayas visto cien veces, sigues pegado a la pantalla incapaz de abstraerte de la trama ciberconspiradora que ideó Badham. Todo un acierto, y totalmente diferente a lo visto hasta entonces.