Debo reconocer que no he sido capaz de aguantar más de la mitad de la película pero, como dice una de las críticas, esto no es cine. Esto es sencillamente una mierda pretenciosa y basta compararla con "Wall Street" (Oliver Stone, 1978) para comprender lo que necesita una buena película: historia sólida y personajes creibles. Aquí todo es esperpéntico, absurdo, a caballo entre un episodio de dibujos animados alargado innecesariamente y una película para adolescentes salidos en la que todo se reduce a tacos y tetas. La única excusa que tienen Martin Scorsese y Leonardo DiCaprio para haber perpretado semejante engendro es su deseo de ganar dinero a toda costa.