*Plata o plata

Desde la primera secuencia de los 8 episodios (1h aproximadamente) de Mano de hierro, uno nota que es un producto ambicioso: buena fotografía, que captura la inmensidad del puerto de Barcelona, localizaciones reales, miles de extras y, sobre todo, un cast 'all star' de caras con tirón mediático y, además, cosa que no siempre ocurre, de contrastado talento: Eduard Fernández, Sergi López, Enric Auquer, Natalia de Molina, incluso Ana Torrent y Cosimo Fusco, con pequeños papeles, se dejan ver por el metraje, elevando la categoría del mismo, simplemente, con poner cara a sus protagonistas.

Esta ambición se nota especialmente en las secuencias de acción, que no escasean, y que están rodadas de una forma muy sólida, con buen pulso. Este tanto hay que reconocérselo a Lluís Quílez, su creador y director, ya que es uno de los motivos (si no el que más) que convierte a Mano de hierro en un entretenimiento que cumple. Mención merece también el uso de la violencia, que pese a ser este un producto destinado al consumo masivo, no cae en la tentación de suavizarla para ser más accesible, y apuesta por un uso descarnado y crudo que va bien al tono de la serie.

*Una historia con agujeros de bala

Lo malo es que, por encima de todo lo dicho, hay algo que hace que no pueda disfrutar la serie ni entrar en ella: su guion. Son varios los problemas que Mano de hierro presenta a nivel de historia, algunos de ellos menores, como ser un batiburrillo de referencias y tramas ya vistos (al menos, he contado 'homenajes' muy evidentes a 'Celda 211', 'The Wire' y 'Succession'), tener subtramas de relleno que no van a ninguna parte, ser excesivamente previsible o no decidirse nunca en qué tipo de serie quiere ser, oscilando entre el policiaco clásico y el melodrama familiar, pese a que este segundo aspecto nunca le funcione y de lugar a los giros y tramas más culebronescos y sonrojantes.

Hay, eso sí, dos fallos que no le perdono: el primero son sus diálogos, que de principio a fin de Mano de hierro son excesivamente antinaturales y explicativos. Los personajes nunca parecen seres humanos, hablan de forma forzada y, en muchos casos, sus líneas son subrayados y dosis de información que se da directamente al espectador, sin dar una vuelta a cómo contar eso mismo de una forma más sutil. Esto afecta mucho a las interpretaciones, porque aunque haya 'monstruos' como Eduard Fernández, Sergi López, Enric Auquer, Natalia de Molina o (el que creo que, sorprendentemente, más natural parece) Salva Reina. Hay otros actores, como Jaime Lorente y, especialmente, Chino Darín, núcleo de la serie y al que la decisión de 'castellanizar' su acento le pesa como una losa, que no encuentran nunca al personaje, y una serie en la que no te crees a los personajes tiene difícil calar.

El otro es su conveniencia y su efectismo. Mano de hierro juega al suspense, a mantener la tensión y soltar el cliffhanger para mantener la atención del espectador. Esto no es per se un problema, siendo como es un entretenimiento puro, pero si lo es cuando resuelve gran parte de sus situaciones con casualidades, deus ex machina o giros sorprendentes que no se sostienen en absoluto. No son pocas las cosas que pasan 'porque sí', ni las revelaciones que, a poco que se piense en el resto de la serie, presenten incongruencias, y esto, sumado a su tendencia telenovelesca en algunos momentos, juega en contra de la imagen que, creo, quiere dar.

*Conclusión

Mano de hierro es una serie fácil de ver y seguir, que, en general, no aburre y con una factura técnica y un cast muy atractivos, pero también es una historia demasiado genérica, con unos personajes muy poco creíbles y algunas tramas y giros que harán que mucha gente arquee las cejas y no se lo tome demasiado en serio. Es una pena que el esfuerzo palpable en la producción y un plantel con los mejores actores y actrices del país no se vea correspondido por lo que nos está contando.

Escrito por Mano de hierro