*De repente, un pesado

Ahora que está tan de actualidad el tema de la ocupación ilegal de casas, se podría decir que el guion de David Loughery parte de una idea más que interesante. En este caso, El Ocupante (The Intruder) indeseable del título, es el antiguo propietario de la casa que acaba de adquirir un joven matrimonio en busca de tranquilidad, lejos de la ciudad. Pero resultará ser igual de pesado y enajenado que aquel inquilino indeseable de De repente, un extraño (John Schlesinger, 1990), donde un odioso Michael Keaton le hacía la vida imposible a la incauta pareja que le alquilaba una habitación. La calma de la pareja, que ya arrastra sus propios problemas conyugales, se verá perturbada por la constante presencia del vendedor, un hombre que se resiste a abandonar su propiedad y que no se quitan de encima ni con agua caliente.

La idea, sin ser novedosa, me parece interesante y prometedora. Los primeros 40 minutos de la película logran mantener cierto suspense en espera de lo que se avecina. El ex propietario alienado tiene el rostro de Dennis Quaid, en un rol que le permite todo tipo de excesos y gesticulaciones. Está tan pasado de vueltas que parece querer emular a Nicolas Cage, convertido ya en todo un fenómeno friki de masas.

Por contra, la pareja protagonista se pasa de tonta. Especialmente el personaje de la mujer me resulta insoportable. De tan buena e ingenua que la pintan, me provoca rechazo. Más que empatizar con su sufrimiento, pensaremos que todo lo que les sucede se lo tienen bien merecido.

*Del homenaje cinéfilo a las risas

Tras ese atrayente inicio, El Ocupante (The Intruder) se tuerce bastante rápido. El aspecto telefilmero de su puesta en escena, adquiere un tono casi paródico cuando afronta los momentos de mayor suspense e intriga. El guionista de Atrapada en la oscuridad (Joseph Ruben, 2013), un remake inconfeso de Sola en la oscuridad (Terence Young, 1967), vuelve a acercarse al suspense clásico y hitchcockiano para construir su historia. Por desgracia, el texto es tan inocuo y tiene tan poca pericia, que se le va de las manos con varias situaciones grotescas.

Si a eso le unimos un director mediocre que se atreve incluso a plagiar-homenajear algún plano de El Resplandor (Stanley Kubrick, 1980), obtenemos una película de sobremesa más cercana a un trabajo estudiantil que a una obra que podamos tomarnos verdaderamente en serio. Eso sí, cuando todo se desmadra y el show de Dennis Quaid empieza, nos podremos echar una buenas risas. Mi duda es si los autores del filme se lo tomaron en serio y pretendían asustarnos, o si de verdad estaban de cachondeo como parece.

*Conclusión

El Ocupante (The Intruder) es un thriller de suspense dirigido por Deon Taylor. Pese a partir de una idea interesante y tomar como referencia el cine de suspense clásico, la película en un sinsentido indigesto. Con un Dennis Quaid histriónico y algunos giros de guion imposibles, la película se convierte en una parodia de sí misma. El suspense inicial da lugar a algunos momentos cómicos involuntarios. Pero ni siquiera esas risas evitarán que salgamos del sopor más absoluto.

Escrito por Daniel Farriol