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Voto de Cinemagavia:
9
Drama. Romance Harry Lund, de 19 años, trabaja en un almacén de vidrio y porcelana. Cerca de ahí trabaja Mónica en un almacén de vegetales. Mónica es una chica de 17 años alegre y feliz. Ella empieza una conversación con él al verlo en un café. Después de un tiempo se enamoran. Los dos son hostigados en su empleo por su edad. Mónica abandona su casa después de una discusión con su padre y Harry deja su trabajo después de una discusión con su jefe. Sin ... [+]
24 de marzo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
*La pasión de Ingmar Bergman

Decía el maestro Bergman lo siguiente: «Cine como sueño, cine como música. Ninguna forma de arte va más allá de la consciencia ordinaria como el cine, directo a nuestras emociones, profundo en el cuarto crepuscular del alma».

Con estas apasionadas palabras observamos de manera muy clara el significado del cine para el cineasta sueco. Un verano con Mónica es una película clásica que simboliza a la perfección el significado metafórico del estío. Los amores veraniegos son la esencia de la película hoy reseñada.

Bergman es un director que causa algunas controversias entre crítica y público. Mientras la primera lo eleva a los cielos del séptimo arte, no son pocos los cinéfilos que califican su cine como demasiado denso. Es por ello, que he querido elegir una de sus películas más sencillas para quien desee introducirse en su cinematografía. La historia está tratada de una manera frugal, recreativa y con contenidos universales.

*Naturalidad narrativa: menos es más

Ingmar Bergman divide de manera natural el argumento en tres actos. Estos se corresponden con la clásica presentación de personajes, el nudo narrativo y el desenlace de la propuesta. En el cine, como en la vida, menos es más y la sencillez en una narración es fundamental para una buena conexión con el público.

En la presentación, el cineasta sueco nos habla de dos jóvenes con empleos no cualificados que se enamoran como tantos otros. Lo singular en Un verano con Mónica es que sus personajes encuentran como nexo de unión el maltrato que reciben en sus puestos de trabajo. Los jóvenes también comparten la falta de comunicación con sus respectivas familias. Pero sobre todo, están unidos por una fuerte atracción sexual que los lleva a su escapada veraniega.

Mónica y Harry son dos polos opuestos que se atraen. Él es tímido, responsable y de carácter más familiar. Ella es extrovertida, jovial, promiscua y rebelde en esencia. Con este cocktail explosivo Bergman conecta rápido con el espectador y nos lleva de huida en un verano que cambiará las vidas de los personajes representados.

*El nudo narrativo

Ingmar Bergman transita en la parte central de la película desde la oscuridad de la ciudad hasta la luminosidad en los archipiélagos donde centra el romance de los dos jóvenes. Allí, despreocupados y sin pensar en el futuro, dan rienda a sus instintos sexuales más primarios.

El cineasta sueco despliega un erotismo sutil, cuidado e hipnótico fijando la mirada de la cámara en la desbordante sensualidad de la actriz Harriet Andersson. Tanto fijó la cámara en ella que se enamoró de la actriz durante la filmación. De hecho, mantuvieron un romance que llevó al director a divorciarse de su esposa.

Pero de manera independiente a esta situación personal, esta parte de la película está plagada de bellísimos planos. Estos recorren palmo a palmo el rostro y el cuerpo de la actriz. Algunos desnudos de la joven interprete provocaron el escándalo en los sectores más conservadores. Hoy en día pasarían desapercibidos por la naturalidad de los mismos.

*El desenlace sin spoilers

Cuando el verano llega a su fin, Harry y Mónica, que se han bebido la vida a besos, tienen que afrontar la realidad. Su vuelta a la ciudad tras quedarse sin recursos está en el aire. La edad de la inocencia ha llegado a su fin.

El último tercio del filme es el de mayor potencia cinematográfica. En el mismo, se resolverán los conflictos planteados a lo largo de la película de una manera sorprendente. El final que por lógica no desvelaré, es de cine con mayúsculas. Ingmar Bergman cumple con eficacia y brillo las estructuras narrativas naturales de presentación, nudo y desenlace de una manera perfectamente sincronizada.

Un primer plano para la historia del cine

En Un verano con Mónica encontramos una escena que cambió la historia del cine. Existe un primer plano de una desafiante Harriet Andersson mirando directamente a la cámara. Ingmar Bergman rompió una regla no escrita en la historia del cine. En ella, se prohibía a los actores que miraran directamente al objetivo. El director, a través de la actriz, retaba al espectador en un desafío directo que luego siguieron otros muchos cineastas. El mito Bergman ya era una realidad y sus influencias llegan hasta nuestros días.

*Conclusión

Un verano con Mónica es una película perfecta con la que recordar o introducirse en una filmografía tan especial como es la del maestro Ingmar Bergman.

Hablamos de un cuento urbano que nos habla sobre el amor, la amistad, la traición, los celos, la maternidad, la sexualidad, el desengaño y los errores que nos llevan a formarnos como personas. Imprescindible para todos los cinéfilos.

Escrito por Miguel Pina
Cinemagavia
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