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Voto de Cinemagavia:
8
Drama Bob Roberts, un cantante folk, anuncia su candidatura al Senado de los Estados Unidos por el estado de Pennsylvania. La campaña electoral resulta ser una trama con fines económicos, racistas y militares. Un humilde periodista revela la verdadera personalidad e ideas del candidato y de sus colaboradores. (FILMAFFINITY)
18 de marzo de 2021
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
*La vigencia de Ciudadano Bob Roberts

Hace casi treinta años que se estrenaba Ciudadano Bob Roberts en España y sin embargo, su mensaje pervive repleto de vigencia. Porque en un momento como el que estamos viviendo, donde el grito se sabe vencedor frente a las ideas, las andanzas de este “rebelde” deseoso de poder, resultan muy reveladoras.

Y es que durante una hora y media el espectador será testigo, en primera fila, de la campaña a senador de un cantante de folk aficionado a las letras incendiarias. Un hombre que con unas grandes dotes para la simulación es capaz de arrastrar al “pueblo”.

Un viaje a los entresijos de la política, liderado por un tipo que podría ser definido como “un hombre hecho a sí mismo”. Alguien especialista en luchar contra el “establishment” delante de las cámaras y minutos después cerrar provechosos acuerdos bursátiles.

Porque detrás de su aparente necedad, se esconde un tipo audaz. Una persona que se sirve de palabras vacías para sus lemas de campaña. En un intento por primar la confrontación y el odio, como formas de avivar el fuego de la desazón.

*El importante trabajo de la prensa

Todo ello ante la atenta mirada de una prensa, en ocasiones pasiva e incapaz de abandonar la confortable redacción. Con periodistas totalmente alejados de las miserias que protagonizan sus informaciones.

Aunque Ciudadano Bob Roberts también deja espacio al optimismo, presentado a algunos periodistas valientes que ansían alcanzar la verdad. Ese es el caso de Alijah Raplin, un claro ejemplo de la labor fundamental a la que debe aspirar la prensa como rendidor de cuentas. Un periodista de un pequeño medio independiente capaz de poner “nervioso” al bueno de Bob Roberts, con una retórica puramente factual.

En este sentido resulta muy significativa la secuencia en la que Raplin persigue con preguntas, tras un mitin de campaña, a un Roberts que acabará acudiendo a su séquito protector.

Actitud constante que le traerá muchos problemas a Raplin, debido a su apellido árabe y su rechazo a adscribirse a los medios tradicionales. Frente a una opinión pública incapaz de cerrar la caja de pandora.

Porque lo que en principio parecía una ocurrencia de un cantante de folk con ganas de protagonismo, pronto se convierte en un fenómeno de masas, capaz de alcanzar el senado de Pensilvania. En un viaje frenético que amenaza con catalizar los miedos más profundos de un porcentaje muy significativo de la población estadounidense.

*Una interesante mezcla de géneros

Propuesta audaz que Tim Robbins lleva a la gran pantalla mediante una hibridación de géneros cinematográficos, al estar concebido desde la perspectiva de un falso documental. Con multitud de secuencias puramente ficcionales que conviven con otras de apariencia informativa.

Y para guiarlas, una voz en off testimonial que nos irá presentando a personas claves en la carrera política de Roberts. Con supuestas entrevistas a cámara y rupturas de la cuarta pared, con las que interpelar directamente al espectador.

Conjunto que se sirve de un muy depurado ritmo cinematográfico. En parte gracias a un guion inteligente que nos va conduciendo hasta un final, posiblemente sospechado, pero necesario para la coherencia general de la cinta.

Sin olvidar, la contundente interpretación de Tim Robbins, capaz de seducir a la cámara con tan solo un puñado de gestos y un uso depurado de la entonación dramática.

Y a su lado, las apariciones precisas de rostros conocidos de la gran pantalla, que consiguen articular un conjunto perfectamente entonado, con Alan Rickman a la cabeza.

*Conclusión

En definitiva, una película absolutamente actual y necesaria. Una cinta que nos advierte del peligro que pueden llegar a tener los movimientos populistas y que defiende profundamente la labor de la presa. Desde la sátira, el humor y la música folk, Ciudadano Bob Roberts nos hace tomar conciencia de la responsabilidad que cada individuo puede tener en la formación de los “monstruos mediáticos”. Y además, lo hace sirviéndose de un guion punzante, entretenido e innovador.

Escrito por Laura Tabuyo Acosta
Cinemagavia
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