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Voto de davilochi:
9
Drama "Amarás a Dios sobre todas las cosas". Después de haberse separado de su mujer, un profesor universitario vive con su hijo Pavel al que procura transmitir su racionalidad y ateísmo. También le ha parecido conveniente enseñarle a usar el ordenador. Primero de los diez mediometrajes realizados por el director Krzysztof Kieslowski y el guionista Krzysztof Piesiewicz. Primera parte del "Decálogo", que se inspira en cada uno de los Diez Mandamientos. (FILMAFFINITY) [+]
7 de diciembre de 2010
26 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin lugar a dudas este film ha recibido críticas bastante buenas y completas, lo cual haría parecer inútil añadir algo más. No obstante tras haberlas leído todas he llegado a la conclusión de que falta algo para entender la trascedencia del contenido simbólico que Decálogo 1 alberga. Me parece curioso que nadie haya hecho referencia al hombre que sentado frente a una hoguera en mitad de ese desolador desierto de nieve y hormigón abre la película, no sé si por no entender o por no tener muy claro cuál es su papel. Pues bien, a mi me parece fundamental, en tanto que además va a aparecer en los otros nueve mediometrajes dedicados a los mandamientos. Por supuesto no creo que mi opinión sea concluyente, de tal modo que cualquiera puede estar abierto a hacer su propia interpretación, no obstante espero que mi reflexión sirva para estimular a otras. Este joven que, omnipresente por otro lado, contempla la vida de sus vecinos sería una alegoría del propio Kieslowski o quizás algún tipo de presencia divina (aunque me inclino mucho más por la primera opción, dado que todos los grandes artistas no han rechazado hacer patente su presencia físico-espiritual en sus obras) que contempla silencioso e impotente el dolor del pueblo polaco incapaz de contribuir directamente para cambiar su imprevisible destino (esa mirada observante contiene una solemnidad secular, un dolor indescriptible, lo cual nos podría hacer pensar que se trate de la propia Polonia entendida como "Mater dolorosa" - la Virgen María en la contemplación de la crucifixión de su hijo). Lo verdaderamente dramático de esta figura es que lo único que puede hacer es mirar. De hecho cuando el trágico final llegue él habrá desaparecido de la escena, pero el fuego junto al que se calentaba permanece allí, inapagado, lo cual, si nos ceñimos al Antiguo Testamento sería una representación de la presencia divina (sería una representación de la zarza que no se consumía vista por Moisés en el monte Horeb).

A partir de aquí las interpretaciones que se pueden dar al film son muchas y es obvio que Kieslowski debió de tener una de su preferencia, no obstante, como he defendido otras veces en mis críticas el artista es consciente de la multitud de interpretaciones a la que está sometida su creación y, de hecho, juega de forma consciente con esto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
davilochi
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