"La violencia solo conduce a más violencia". Película situada en un futuro indeterminado que nos deja varias reflexiones interesantes conforme avanza. En primer lugar muestra los frágiles pilares de la moral de los jóvenes, con el uso de la violencia por diversión (puro vandalismo, ni siquiera por motivos económicos), y la falta absoluta de disciplina y de respeto por los adultos y ancianos. Aunque más adelante se comprueba que "El tiempo pone a cada uno en su lugar...".
Después remarca la necesidad de dar una segunda oportunidad en la vida, que un giro positivo en el rumbo es posible con los mentores adecuados. Auque en esta ocasión junto con medidas poco ortodoxas llevadas a cabo sobre el personaje principal (con el que no llego a empatizar mucho). Resulta llamativo como una de sus grandes pasiones (la música de Beethoven) acaba transformándose en un vehículo de refuerzo negativo.
En la última parte de la película se sucede algo así como "una vuelta a la tortilla vital", el personaje comienza a empatizar realmente cuando sufre el daño por las personas que, curiosamente, él mismo perjudicó. Porque empatizar es bastante complicado, y no se llega a conseguir plenamente hasta vivir una situación similar. Asimismo muestra como la política roza límites morales en busca de sus intereses propios.