Estamos hechos de sexo. Pero el sexo deviene a su vez en algo extremadamente complicado, tan agradecido en ocasiones como doloroso en otras. Tal vez haya tantos caminos hacia el orgasmo como personas y el trayecto puede resultar sinuoso, no concluyente, atormentado, insatisfactorio, poliédrico o equivocado. Todo depende de cómo utilicemos las posibilidades que el sexo nos ofrece. Sexo lúdico, sexo con amor, sexo desesperado, sexo solitario, sexo por sexo. De todo ello nos habla Lars Von Trier en su película Nymphomaniac bajo su peculiar prisma donde tienen cabida tanto el sentido del humor como la seriedad y la reflexión eligiendo como compañera de viaje el devenir de una mujer (Joe) por los entresijos del sexo desde su niñez hasta bien entrada la edad adulta.

Para introducirnos en la historia de Joe se parte del encuentro entre esta y un hombre (Seligman) de mayor edad. Ella agoniza moribunda en un callejón y el la acoge de manera pasajera en su casa. De caracteres muy opuestos, se establecerá un dialogo entre ambos mediante el cual Joe se abrirá ante Seligman relatándole su periplo vital tomando como eje el motor del sexo, verdadero leif motive de los actos de Joe, ante un partenaire que escucha e interviene fascinado y sorprendido a partes iguales por lo que escucha. Él, un hombre solitario de vasta cultura y a priori asexuado engalana el discurso de Joe con sus conocimientos estructurándose entre ambos una peculiar terapia psicoanalítica.

Joe parte de su descubrimiento como ser sexual a raíz de situaciones inocentes propias de la niñez e irá creciendo muy unida a su padre hasta que tiene su primera relación sexual a los quince años edad. Comenzará entonces la adolescencia y primera juventud incorporando el sexo a su vida como un juego. Tan activa como esquiva a enamorarse el sexo es entonces placer, búsqueda y experimentación pero a su vez está vacío de sentimientos y compromiso. Joe transita de un hombre a otro ajena a toda preocupación pero dos acontecimientos darán un giro a su vida, perderá a su padre su único lazo afectivo y se volverá a cruzar en su camino aquel que la inició en el sexo, Jerome, tal vez el único hombre con el que estaría cercana a conocer aquello que se conoce como amor.

Sin embargo no tardará Joe a rendirse a su propia evidencia. Ella no puede sentir. Tras el aparente placer sexual solo se encuentra la nada física y espiritual. Y ello conlleva al vacío y al dolor. El descenso a los infiernos de una Joe desesperada. El sexo sucio. El sadomasoquismo tétrico y lúgubre. La personalidad disociada caminando sin retorno hacia la oscuridad. Y el fin del trayecto desprovista ya Joe de toda dignidad. Un despojo agonizante. Y solo un atisbo de luz en la figura de Seligman tal vez su última posibilidad de redención.

Pero Von Traer no tendrá compasión con Joe y la soledad ganará la partida. Y toda la fuerza que el sexo podría haber contenido en sus poros se diluye en un fundido en negro desolador, sabiéndose derrotada y vencida como el reflejo de un espejo roto que jamás hubiera existido.

https://corazonesenelprecipicio.blogspot.com