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Voto de Sirah Wiedemann:
7
Romance. Drama En la puritana sociedad londinense de los años 50, Hester Collyer (Rachel Weisz), la esposa de un juez del Tribunal Supremo Sir William Collyer (Simon Russell Beale), lleva una vida privilegiada. Pero todo cambia cuando, para asombro de todos, decide dejar a su marido para irse a vivir con Freddie Page (Tom Hiddleston), un joven y apuesto ex piloto de la RAF del que ha caído profundamente enamorada. (FILMAFFINITY)
9 de diciembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenía ganas de ver esta película, ya que su estreno se me pasó en su día, y a pesar de las críticas no muy favorables que había leído y escuchado, no desistí en mi intención de verla. Sin duda alguna entiendo que es una película compleja en lo narrativo, pudiendo requerir un estado de ánimo acorde, ya que las conclusiones tras su visionado pueden ser diversas e incluso contradictorias.

Contradictorias. Como lo es el amor. Si bien sigue la estela de otras películas en cuanto a lo formal (El fin de la aventura), el tono de la cinta dirigida por Terence Davies se torna en agridulce y opresiva por momentos. Un hipotético triángulo amoroso, sustentado por una desgarradora interpretación de Rachel Weisz (Hester), es la piedra angular de la historia. Sin embargo, no esperen encontrar la típica historia que tira por el lado más pasional del asunto, pues aquí se ofrecen las múltiples caras de tan ambiguo sentimiento, conformando un poliedro sentimental en el que cada personaje juega su papel. Al estilo austero e intimista hay que sumar una ambientación de Londres tras la II Guerra Mundial sublime, convertido en un escenario desolador poblado por diferentes seres que intentan seguir con sus vidas, e incluso, conocer por primera vez lo que ésta puede ofrecerles.

Socialmente puede resultar doloroso, y llegar al punto de avergonzar, ver a una persona totalmente entregada al amor que siente por alguien. Esto es lo que le sucede a Hester tras llevar una vida gris entregada a su esposo y descubrir lo que es estar enamorada. De verdad. Y eso la marca irremediablemente. Tal vez algunos encuentren desfasada la situación anteriormente expuesta, pero ¿quiénes no puede verse en la misma tesitura sin haberlo imaginado? Aunque han cambiado los tiempos y la sociedad aparentemente se ha modernizado (lo esencial es otro tema), ¿qué pasaría si alguien cercano a nuestro entorno hiciera lo mismo que Hester? Abandonar el núcleo familiar al darse cuenta del sinsentido que era su vida. Y si a ello sumamos la valentía de una mujer a la hora de tomar tan drástica situación en plenos años 50, en una sociedad tan moralizante como la inglesa ¿entienden ahora la dificultad y la hipocresía con la que muchos han podido acercarse a la historia? Pero si por el contrario, abren sus mentes y logran empatizar con los personajes, encontrarán que aquello que decía Pascal de que “El corazón tiene razones que la razón no entiende” puede convertirse en el leitmotiv redentor y/o condenador al que asirse en momentos tan vitales.

Lo mejor: el punto de vista tan realista (en ocasiones angustiante) del tema que trata, su valentía a la hora de desentrañar la complejidad de la naturaleza humana, y una banda sonora emotiva y vibrante que acompaña en todo momento a lo que sucede en pantalla.

Lo peor: su lentitud, que puede hacer desistir a los más impacientes, pero que es necesaria para entender a los personajes.
Sirah Wiedemann
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