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Voto de Jordirozsa:
6
5,5
2.466
Thriller
Ethan (Miller) y Sean (Gilchrist) son dos jóvenes, compañeros de clase en su instituto, que deciden gastar una broma pesada a su vecino Harold Grainey (Caan), haciéndole creer que su casa está encantada. Así que cuando una tarde Grainey sale de casa, los dos chicos instalan un equipo para simular los ruidos y unas webcams para ver su reacción. Pero pronto se darán cuenta de que han elegido a la persona equivocada... (FILMAFFINITY)
20 de abril de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
«The Good Neighbor» (2016) explora temas como la invasión de la privacidad, el acoso y la percepción de la realidad, así como las consecuencias éticas de las acciones de los personajes. La dirección de Kasra Farahani combina el formato de metraje encontrado con un estilo narrativo más tradicional, con lo que parece estar buscando un efecto de realismo y autenticidad. Al incluir imágenes grabadas con cámara en mano y otros elementos que evocan la estética del «found footage», se crea la sensación de que estamos viendo algo verdadero. Además, hace que el espectador se sienta como un testigo directo de los eventos, y crea una sensación de invasión de la privacidad, ya que el público ve momentos íntimos y personales de la vida de Harold Grainey (James Caan) a través de las cámaras ocultas. Cuando se muestra la interacción entre Ethan y Sean, se utilizan cámaras de mano y fijas para representar las grabaciones que ellos mismos hacen durante la ejecución de su plan. Estas cámaras permiten al espectador ver las acciones y decisiones de los adolescentes desde una perspectiva más personal e íntima. El uso de cámaras de mano y fijas también refuerza la naturaleza «amateur» de la trama, lo que agrega un elemento de autenticidad a la historia.
También utiliza «flash-forwards» y una narrativa no lineal. Las escenas del juicio y otras tomas se presentan con un enfoque cinematográfico más tradicional, lo que permite al espectador comprender la gravedad de las acciones de los chicos, y cómo estos eventos afectan el desenlace de la trama. La superposición de varios planos diegéticos, asociado cada uno de ellos a uno de los mencionados estilos, añade complejidad a la narrativa y crea una sensación de intriga en la audiencia.
Sin embargo, el conjunto puede ser percibido como poco elaborado y con una ejecución fotográfica pobre en algunos momentos. En las escenas del juicio, por ejemplo, el uso excesivo de primeros planos responde a un intento de enfocar la atención del espectador en las emociones y reacciones de los personajes. Pero esta elección estilística del técnico Alexander Alexandrov, limita la variedad visual y la profundidad de la narrativa, haciendo que las escenas parezcan repetitivas o monótonas.
El guion a cuatro manos de Mark Bianculli y Jeff Richard, es irregular en su atmósfera de tensión, especialmente durante el tramo central de la película. La presencia de situaciones y diálogos intrascendentes entre Sean (Keir Gilchrist) y Ethan (Logan Miller), así como sus reuniones con amigos, provoca una sensación de aburrimiento. Esta desproporción en el ritmo puede ser atribuida a un «script» que no logra mantener el interés en todo momento. Si bien las escenas de interacción pueden servir para desarrollar sus personalidades y dinámicas, el exceso de estas situaciones desvia la atención de la trama principal. A pesar de ello, la película presenta momentos puntuales que logran recapturar el nivel de «arousal», lo que mantiene la trama en movimiento y evita que la historia se vuelva completamente latosa. Estos momentos incluyen revelaciones sorprendentes, interacciones intensas entre los protagonistas, o cambios en el rumbo de la intriga.
El montaje afecta la disipación del ambiente de angustia. Permite que las escenas intrascendentes se prolonguen demasiado, y la atención del espectador se dispersa. Además, las transiciones entre las escenas clave y los tramos más anodinos, son bruscas o poco claras. Esto afecta el flujo narrativo y hace que sea inconsistente.
La torpeza y la falta de habilidad del director para utilizar el «planting» y soltar pistas de manera efectiva pueden haber contribuido al lento ritmo narrativo y a la pérdida de interés. Un enfoque más hábil y cuidadoso para estos elementos podría haber mantenido la tensión y el compromiso del espectador a lo largo de la película.
La banda sonora de Andrew Hewitt resulta deficiente e insatisfactoria. No llega a ser un elemento eficaz en la creación del tono de la película. La música diegética, que forma parte del mundo de la película y es audible para los personajes, añade puntualmente momentos de autenticidad y realismo en algunas escenas. Sin embargo, la partitura extradiegética, no logra apoyar y resaltar adecuadamente las emociones y la tensión en la narrativa. No captura la intensidad de las escenas, y ello dificulta que la audiencia se sumerja completamente en la historia. Una banda sonora más trabajada y efectiva podría haber mantenido el clima de suspense, y acentuar los momentos climáticos.
La responsable del diseño de producción, Margaret Box, utiliza un número reducido de localizaciones para desarrollar su trama, lo que puede ser tanto una ventaja como un desafío. La habitación de los adolescentes sirve como el centro de sus operaciones, donde planean y monitorean sus acciones hacia Harold Grainey, el misterioso vecino. La casa de éste es el principal objeto de estudio y vigilancia de Sean y Ethan, y es aquí donde gran parte de la tensión y el misterio de la película se desarrollan. Representa el mundo privado, y cómo la invasión de su intimidad tiene consecuencias imprevistas. El supermercado al principio de la película sirve para establecer el contexto y mostrar cómo Sean y Ethan obtienen los equipos necesarios para llevar a cabo su plan. Aunque es una localización anecdótica, contribuye a la construcción del argumento y al desarrollo de los personajes. La sala del juicio proporciona una perspectiva diferente a la trama. Estas escenas revelan las consecuencias legales de las acciones de los personajes y permiten al espectador reflexionar sobre la ética y la moralidad de sus decisiones. Las pocas tomas de la calle donde viven los protagonistas sirven para ubicar a la audiencia en el entorno de la historia y ofrecer un contexto más amplio.
El veterano James Caan, («El Padrino», 1972; «Rollerball», 1975 o «Alien Nation», 1988), aporta una presencia en pantalla que es innegable y atrae la atención del espectador.
También utiliza «flash-forwards» y una narrativa no lineal. Las escenas del juicio y otras tomas se presentan con un enfoque cinematográfico más tradicional, lo que permite al espectador comprender la gravedad de las acciones de los chicos, y cómo estos eventos afectan el desenlace de la trama. La superposición de varios planos diegéticos, asociado cada uno de ellos a uno de los mencionados estilos, añade complejidad a la narrativa y crea una sensación de intriga en la audiencia.
Sin embargo, el conjunto puede ser percibido como poco elaborado y con una ejecución fotográfica pobre en algunos momentos. En las escenas del juicio, por ejemplo, el uso excesivo de primeros planos responde a un intento de enfocar la atención del espectador en las emociones y reacciones de los personajes. Pero esta elección estilística del técnico Alexander Alexandrov, limita la variedad visual y la profundidad de la narrativa, haciendo que las escenas parezcan repetitivas o monótonas.
El guion a cuatro manos de Mark Bianculli y Jeff Richard, es irregular en su atmósfera de tensión, especialmente durante el tramo central de la película. La presencia de situaciones y diálogos intrascendentes entre Sean (Keir Gilchrist) y Ethan (Logan Miller), así como sus reuniones con amigos, provoca una sensación de aburrimiento. Esta desproporción en el ritmo puede ser atribuida a un «script» que no logra mantener el interés en todo momento. Si bien las escenas de interacción pueden servir para desarrollar sus personalidades y dinámicas, el exceso de estas situaciones desvia la atención de la trama principal. A pesar de ello, la película presenta momentos puntuales que logran recapturar el nivel de «arousal», lo que mantiene la trama en movimiento y evita que la historia se vuelva completamente latosa. Estos momentos incluyen revelaciones sorprendentes, interacciones intensas entre los protagonistas, o cambios en el rumbo de la intriga.
El montaje afecta la disipación del ambiente de angustia. Permite que las escenas intrascendentes se prolonguen demasiado, y la atención del espectador se dispersa. Además, las transiciones entre las escenas clave y los tramos más anodinos, son bruscas o poco claras. Esto afecta el flujo narrativo y hace que sea inconsistente.
La torpeza y la falta de habilidad del director para utilizar el «planting» y soltar pistas de manera efectiva pueden haber contribuido al lento ritmo narrativo y a la pérdida de interés. Un enfoque más hábil y cuidadoso para estos elementos podría haber mantenido la tensión y el compromiso del espectador a lo largo de la película.
La banda sonora de Andrew Hewitt resulta deficiente e insatisfactoria. No llega a ser un elemento eficaz en la creación del tono de la película. La música diegética, que forma parte del mundo de la película y es audible para los personajes, añade puntualmente momentos de autenticidad y realismo en algunas escenas. Sin embargo, la partitura extradiegética, no logra apoyar y resaltar adecuadamente las emociones y la tensión en la narrativa. No captura la intensidad de las escenas, y ello dificulta que la audiencia se sumerja completamente en la historia. Una banda sonora más trabajada y efectiva podría haber mantenido el clima de suspense, y acentuar los momentos climáticos.
La responsable del diseño de producción, Margaret Box, utiliza un número reducido de localizaciones para desarrollar su trama, lo que puede ser tanto una ventaja como un desafío. La habitación de los adolescentes sirve como el centro de sus operaciones, donde planean y monitorean sus acciones hacia Harold Grainey, el misterioso vecino. La casa de éste es el principal objeto de estudio y vigilancia de Sean y Ethan, y es aquí donde gran parte de la tensión y el misterio de la película se desarrollan. Representa el mundo privado, y cómo la invasión de su intimidad tiene consecuencias imprevistas. El supermercado al principio de la película sirve para establecer el contexto y mostrar cómo Sean y Ethan obtienen los equipos necesarios para llevar a cabo su plan. Aunque es una localización anecdótica, contribuye a la construcción del argumento y al desarrollo de los personajes. La sala del juicio proporciona una perspectiva diferente a la trama. Estas escenas revelan las consecuencias legales de las acciones de los personajes y permiten al espectador reflexionar sobre la ética y la moralidad de sus decisiones. Las pocas tomas de la calle donde viven los protagonistas sirven para ubicar a la audiencia en el entorno de la historia y ofrecer un contexto más amplio.
El veterano James Caan, («El Padrino», 1972; «Rollerball», 1975 o «Alien Nation», 1988), aporta una presencia en pantalla que es innegable y atrae la atención del espectador.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Su actuación contribuye a mantener el interés en el desarrollo de la trama y en el misterio que rodea a su personaje. Transmite una amplia gama de emociones: desde la soledad y el sufrimiento hasta la ira y la resolución. Esto permite conectar con él y comprender sus motivaciones y acciones, a medida que se van revelando. Su habilidad para equilibrar la simpatía y la oscuridad del personaje hace que el espectador se pregunte constantemente cuáles son sus verdaderas intenciones, aunque parezca unidimensional o limitado en ciertos momentos, y su presencia en pantalla no sea muy prodigada.
De los dos adolescentes protagonistas, Sean se ve como el más introvertido y sensible, mientras que Ethan es retratado como el más extrovertido y manipulador. A lo largo de la película, se pueden ver las diferencias en sus personalidades y cómo influyen en sus acciones y en la relación entre ellos. Ésta es compleja. Aunque son amigos y colaboradores en el experimento, también hay una dinámica de poder entre ellos, con Ethan tomando a menudo el control de la situación y manipulando a Sean para que siga sus planes. Esta dinámica puede generar conflictos y tensiones a lo largo de la película, lo que afecta tanto a sus acciones individuales como a su relación en general. Además, a medida que la trama avanza, la relación entre Sean y Ethan se ve sometida a pruebas y desafíos, especialmente cuando los eventos toman un giro oscuro y las consecuencias de sus acciones se vuelven más evidentes. Esto pone de manifiesto las diferencias en sus personalidades y valores morales. Es posible interpretar ciertos aspectos de su relación como vínculo de naturaleza homoerótica, si se considera desde una perspectiva subtextual. La intensidad de la amistad entre los dos chicos, su dedicación al experimento y el tiempo que pasan juntos pueden ser interpretados como una metáfora de una relación más profunda o íntima entre ellos. Lo que es avalado por la dinámica de poder entre Sean y Ethan, con Ethan siendo el líder dominante y Sean el más sumiso y vulnerable.
Ethan culpa a Grainey por haber denunciado algo que llevó a su padre a la cárcel: desea vengarse de él, una de sus motivaciones. Por otro lado, está el aspecto lúdico. Al planificar y llevar a cabo un experimento tan elaborado, utilizando tecnología y manipulación psicológica para atormentar a Grainey, Ethan encuentra una forma de vengarse que es a la vez emocionante y desafiante para él. Lo que vemos retratado en la gráfica secuencia de ambos, frente a frente, cada uno con una pistola, en el oscuro salón de Grainey, estando el chico oculto detrás de un tapete. Esta doble motivación hace que el personaje de Ethan sea más complejo y multidimensional. La última escena del juicio, donde Ethan lanza una mirada triunfante al salir, sugiere que se jacta de sus acciones, a pesar de las consecuencias legales y morales que enfrenta.
La película puede servir de reflexión sobre cómo las características típicas de los adolescentes, combinadas con la influencia de las nuevas tecnologías y las redes sociales, pueden tener consecuencias destructivas, junto a una agria crítica a la negligencia y abandono de las funciones parentales.
Al mostrarnos el punto de vista de Ethan y Sean, se nos hace cómplices de su experimento. Sin embargo, a medida que la película avanza, la visión sesgada de Grainey se va desmoronando, y nos damos cuenta de que la verdadera manipulación proviene de Ethan y Sean. Este giro en la narrativa nos obliga a reconsiderar nuestras propias suposiciones, y a meditar sobre cómo nos han guiado a lo largo de la historia, influyendo en nuestra percepción. Ello puede aplicarse a un contexto más amplio, ya que nos recuerda que nuestra visión de la realidad y de las personas que nos rodean a menudo está influenciada por factores externos y prejuicios. Nos invita a ser más conscientes de cómo nuestras percepciones pueden ser moldeadas y manipuladas por diferentes medios y narrativas.
De los dos adolescentes protagonistas, Sean se ve como el más introvertido y sensible, mientras que Ethan es retratado como el más extrovertido y manipulador. A lo largo de la película, se pueden ver las diferencias en sus personalidades y cómo influyen en sus acciones y en la relación entre ellos. Ésta es compleja. Aunque son amigos y colaboradores en el experimento, también hay una dinámica de poder entre ellos, con Ethan tomando a menudo el control de la situación y manipulando a Sean para que siga sus planes. Esta dinámica puede generar conflictos y tensiones a lo largo de la película, lo que afecta tanto a sus acciones individuales como a su relación en general. Además, a medida que la trama avanza, la relación entre Sean y Ethan se ve sometida a pruebas y desafíos, especialmente cuando los eventos toman un giro oscuro y las consecuencias de sus acciones se vuelven más evidentes. Esto pone de manifiesto las diferencias en sus personalidades y valores morales. Es posible interpretar ciertos aspectos de su relación como vínculo de naturaleza homoerótica, si se considera desde una perspectiva subtextual. La intensidad de la amistad entre los dos chicos, su dedicación al experimento y el tiempo que pasan juntos pueden ser interpretados como una metáfora de una relación más profunda o íntima entre ellos. Lo que es avalado por la dinámica de poder entre Sean y Ethan, con Ethan siendo el líder dominante y Sean el más sumiso y vulnerable.
Ethan culpa a Grainey por haber denunciado algo que llevó a su padre a la cárcel: desea vengarse de él, una de sus motivaciones. Por otro lado, está el aspecto lúdico. Al planificar y llevar a cabo un experimento tan elaborado, utilizando tecnología y manipulación psicológica para atormentar a Grainey, Ethan encuentra una forma de vengarse que es a la vez emocionante y desafiante para él. Lo que vemos retratado en la gráfica secuencia de ambos, frente a frente, cada uno con una pistola, en el oscuro salón de Grainey, estando el chico oculto detrás de un tapete. Esta doble motivación hace que el personaje de Ethan sea más complejo y multidimensional. La última escena del juicio, donde Ethan lanza una mirada triunfante al salir, sugiere que se jacta de sus acciones, a pesar de las consecuencias legales y morales que enfrenta.
La película puede servir de reflexión sobre cómo las características típicas de los adolescentes, combinadas con la influencia de las nuevas tecnologías y las redes sociales, pueden tener consecuencias destructivas, junto a una agria crítica a la negligencia y abandono de las funciones parentales.
Al mostrarnos el punto de vista de Ethan y Sean, se nos hace cómplices de su experimento. Sin embargo, a medida que la película avanza, la visión sesgada de Grainey se va desmoronando, y nos damos cuenta de que la verdadera manipulación proviene de Ethan y Sean. Este giro en la narrativa nos obliga a reconsiderar nuestras propias suposiciones, y a meditar sobre cómo nos han guiado a lo largo de la historia, influyendo en nuestra percepción. Ello puede aplicarse a un contexto más amplio, ya que nos recuerda que nuestra visión de la realidad y de las personas que nos rodean a menudo está influenciada por factores externos y prejuicios. Nos invita a ser más conscientes de cómo nuestras percepciones pueden ser moldeadas y manipuladas por diferentes medios y narrativas.