Hay películas que antes de estrenarse ya se sabe que no van a triunfar (o al menos como se esperaría de ellas). Y Timeline es una de ellas. ¿Por? Cuando una película tiene problemas antes de su estreno que implican cambios en su montaje es sintomático de que algo no funciona bien. Y es una de las cosas que pasó con esta película.

La historia pasa porque esta podría haber sido la última banda sonora de Jerry Goldsmith quien escribió y grabó una impactante banda sonora pero debido a los cambios en el montaje de la película, debería de haber reescrito parte de su música pero debido a sus problemas de salud (murió unos meses más tarde a causa de una leucemia) fue sustituído por Brian Tyler. Así el público se quedó sin ver como se juntaban por segunda vez Donner y Goldsmith (trabajaron juntos en La Profecía y Goldsmith ganó el Oscar a la mejor banda sonora).

Vale que roza la anécdota, pero esto podría explicar como es posible que Donner, con toda su trayectoria hiciera una película como ésta. ¿Su problema? Le falta alma, espíritu. Técnicamente puede ser correcta, pero es una película muy vacía y con los créditos de sus autores se espararía algo mejor, algo diferente. Pero ese algo no llega. Esa desgana, si se prefiere decir así, se nota incluso en unos actores que parece que no se creen la película. Sólo Butler parece tomarse en serio la película.

Otrora, el desarrollo inicial recuerda un poco a Jurassic Park (también de Crichton), pero más allá de un inicio un tanto prometedor, a película pierde fuelle. Y si bien puede resultar entretenida, se queda en un divertimento insuficiente.