Hueca, plana, sin emoción, ni tensión. Eso es lo más destacable (pongan ustedes las comillas al término) que se puede decir de este intento de película de suspense, en la que a mí me dio igual absolutamente todo lo que ahí pasa. Empezando por la desaparición de los niños, y terminando por el final, también indiferente. Más que nada porque lo conoces ya desde el principio.

Hasta Darín sale contagiado de tanta nimiedad, está francamente vacuo. Rueda, como últimamente, sobreactuada y peñazo. No se salva ni el tato.

Desde luego, lo mejor es su escasa duración. Lo peor es que se queda corto promover desde aquí no pagar ni un céntimo por ir a ver este bluff, ya que recomiendo directamente no perder el tiempo en su visionado.

Eso sí, dormirás como un cesto.