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España España · Gijón
Voto de Loberto:
6
Acción. Thriller La primera misión del agente británico James Bond (Daniel Craig) como agente 007 lo lleva hasta Le Chiffre (Mads Mikkelsen), banquero de los terroristas de todo el mundo. Para detenerlo y desmantelar la red terrorista, Bond debe derrotarlo en una arriesgada partida de póquer en el Casino Royale. Al principio a Bond le disgusta Vesper Lynd (Eva Green), la hermosa oficial del Tesoro que debe vigilar el dinero del gobierno. Pero, a medida ... [+]
4 de diciembre de 2006
11 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
No soy un gran fan de las películas de James Bond, aunque creo haberlas visto todas (salvo la última de Brosnan, a pesar de la presencia de Halle Berry). "Casino Royale" no parece hecha para encajar con la saga, pero tampoco "Al Servicio de Su Majestad", que curiosamente, muchos la consideran la mejor de todas.

Esta nueva entrega intenta romper con la imagen clásica del agente del MI5, es de suponer que influenciados por el estilo de Jason Bourne. Así, el Bond de Craig es más parecido a un estibador con mal carácter que al estilizado y refinado snob que nos habían presentado anteriormente. Por tanto, había que buscarse otro estilo de actor. Es indudable que Daniel Craig, físicamente, está a la altura de lo que se le pide. Curiosamente, debe ser la primera película de 007 en la que el agente sale con menos ropa que sus parteneires femeninas, cosa que el público de Venus agradecerá.

Interpretativamente, es el Bond con menos ironía y charm que yo recuerde, pero de nuevo lo achaco más al guión que a la capacidad actoral de Craig, que ha demostrado ser un actor decente en otras ocasiones. Judi Dench, como M, sale poco, pero da muestras de su buen hacer. Lo más flojo, Eva Green como chica Bond, a la que intentan elevar a la misma altura del protagonista con un par de frases ingeniosas, algo a todas luces insuficiente; y Mads Mikkelsen como el malo de la función, Le Chiffre, que demuestra su dominio del póker manteniendo el mismo gesto agrio durante toda la película, que hace intuir algún tipo de problema grave con el catering.

El guión se ve con la necesidad imperiosa de reinventar al personaje (al más puro estilo de las nuevas entregas de Superman o Batman), y además, casarlo con las marcas de fábrica (como la afición al Martini con Vodka o la misoginia de 007). Además, los diálogos van desde lo meramente correcto a lo auténticamente deleznable, donde la fina ironía de Bond brilla por su ausencia. Con todo, lo peor es lo descompensado de las tramas de la película: un comienzo espectacular, una partida de póker interminable (juego tan entretenido como un programa de Sánchez Dragó), unos interludios larguísimos que poco o nada aportan a la trama, y un final carente por completo de clímax que acaban por arruinar la buena sensación que deja el comienzo. Y es que 144 minutos se le acaban haciendo largos a un espía que ya ha cumplido los cincuenta.
Loberto
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