Del filme me ha gustado ese trasfondo que huele a organización criminal y elegante, un grupo de elegidos para ser los depositarios de los mejores contratos para ser los asesinos de desconocidas próximas víctimas. Y lo mejor es que no lo presentan como algo original, sino que lo dejan como una condición a la que el espectador tendrá que irle sacando las premisas de su comportamiento y las reglas que tal organización plantea. En verdad, esa sombra detrás de cada hecho criminal me parece el verdadero jugo de toda esta historia de John Wick, quien, en últimas, es solo uno de los mejores asesinos a sueldo.
Ya con ello, el relato va mostrando las condiciones habituales del héroe vengativo que va a reivindicarse en todo sentido tras un periodo de ausencia y de atropellos. Pero en ello no hay mucha originalidad. Ese es un cuento realmente viejo, aunque por supuesto aún muy atrayente como modelo de lo que los hombres han hecho y buscan hacer con sus vidas, como caerse y levantarse, como Sísifo. Aquí lo que resulta poderoso, reitero, es un trasfondo del que, seguro, se seguirán sacando más y más personajes y tramas.