Sweeney Todd es mucho más que la historia de un barbero y su mujer, y de la sed de venganza de un personaje. La peculiar historia de Benjamin Barker nos trae la esencia del mejor Tim Burton que es el autor de otras obras como Sleepy Hollow o Eduardo Manostijeras. Todo en la película es fantástico: desde el gran reparto hasta los decorados, la ambientación y, por supuesto, la banda sonora.

Un nuevo género para Burton del que sale airoso ¡Y cómo! Hacer un musical no es fácil, aunque deberíamos preguntarnos si estamos ante uno tal y como los conocemos: ni la historia, ni el argumento no pierden fuerza cuando la música acaba, los diálogos cantados son fáciles de seguir, rara vez parecen forzados; y lo más importante, a diferencia de los musicales convencionales, los personajes y extras no se ponen a bailar todos como grandes profesionales sin venir a cuento, y ésto se agradece.

Sobre el reparto poco hay que añadir: Johnny Deep (por cierto, buena voz) vuelve a demostrar porqué es uno de los mejores actores que nos podemos encontrar, y porqué se merece un Oscar por ésta y por otras muchas actuaciones. Helena Bohan-Carter correcta en su papel de pastelera, en algunos momentos su actuación llega a sorprender. Y qué decir de Alan Rickman, un privilegio tenerlo como secundario.

En definitiva, la combinación entre Tim Burton y Johnny Deep funciona, y en su sexta colaboración juntos nos vuelven a deleitar con una historia entretenida, divertida y carismástica