Historia (desgraciadamente más común de lo que parece) sobre el maltrato paterno a un niño poco hablador, de mirada huidiza y cabeza inclinada (y apodado “el Bola”, pues siempre lleva un rodamiento esférico entre sus manos que dice traerle buena suerte), que va directa al corazón y las entrañas. La película es una buena muestra de cine social sin dejar de ser, ante todo, un filme sobre la amistad, la incomunicación, las apariencias y el respeto a las diferencias.

Marcada por interpretaciones de gran nivel, la filmación, en determinadas ocasiones con cámara en mano, proporciona cierta tensión a las secuencias. Obra noble, rigurosa y sincera, sin maniqueísmos, cuyo realismo del guion y la fotografía dan la sensación de estar viendo una obra de no ficción. A pesar de la dureza de la trama, es una película sobre la capacidad de los niños para disfrutar de la vida, aunque se halle lastrada por los malos tratos.