Una película típica de Michael Bay, en la que te encontrarás justo lo que crees que vas a ver, tiroteos a discreción, persecuciones imposibles, movimientos raros de cámara, un desarrollo visual más que recargado, música estridente, situaciones llevadas artificialmente al límite, moralina made in USA etc.

Pero casi todo está mejor hecho que en la mayoría de sus películas, llegando incluso a dotar de contenido psicológico y emocional a sus tres principales protagonistas, que van cambiando su relación durante esa interminable persecución de una manera potable, llegando incluso a emocionar en algún momento, Sus intérpretes están más que correctos, con una actriz tan interesante como Eiza González por fin en un auténtico papel protagonista, lejos de sus papeles secuendarios de mala, convertida casi en la estrella de la función.

En definitiva, le sobra exceso por doquier, metraje incluido, especialmente en su infantilismo y en su desesperado intento porque el personaje interpretado por Yahya Abdul, Matellen II salga bien parado judicialmente a pesar de estar involucrado en un atraco con muertos y un secuestro, pero te evades durante su visionado, te entretiene y te da lo que promete, incluso con el añadido de la nada despreciable parte médica de la trama.