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España España · Zaragoza
Voto de myshkin:
4
8,0
41.496
Animación. Drama. Bélico Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Seita y Setsuko son hijos de un oficial de la marina japonesa que viven en Kobe. Un día, durante un bombardeo, no consiguen llegar a tiempo al búnker donde su madre los espera. Cuando después buscan a su madre, la encuentran malherida en la escuela, que ha sido convertida en un hospital de urgencia. (FILMAFFINITY)
30 de septiembre de 2022
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viendo “La tumba de las luciérnagas” surgen inevitablemente dos preguntas:

1ª. ¿Por qué rodar con este tema, con este enfoque de melodrama convencional y con esta planificación más convencional todavía una película de animación, y no una película de imagen real? ¿No habría sido preferible para una película que se pretende emocionante el uso de actores, pues, sin duda, les habría dado más matices a las expresiones y, por ende, a los sentimientos de los personajes?

Probablemente la respuesta se encuentra en la siguiente pregunta:

2ª. ¿Cómo es posible que esta película concitara los parabienes generalizados de la crítica y, al parecer, el entusiasmo del público cuando, caso de haber sido rodada en imagen real, se la habría repudiado a no dudarlo por su adscripción melodramática y por ser, no emotiva, sino tan descaradamente plañidera? (Véanse al respecto: los continuos lloriqueos de Setsuko; no los ríos, sino ¡los torrentes de lágrimas! de Seita; la fullera rememoración final de la niñita cuando estaba lozana, para que así el espectador llore más al final…).

La respuesta a esta pregunta quizá sea más compleja y se alimente tanto del esnobismo de una parte importante de la cinefilia, arrobada ante los intentos del estudio Ghibli por resucitar el largometraje de animación (¿y tal vez, principalmente, por oponerlos al denostado Disney de antaño, el original)?, y por supuesto, siempre dispuesta a rechazar un melodrama que no se disfrace con coartadas, las que sea, como del creciente infantilismo de nuestra sociedad, que pretendió hacer pasar por una película para adultos una con un enfoque bastante simplón, que se regodeaba en sí misma, casi masturbatoriamente, hasta alargar innecesariamente su duración media hora más de la cuenta y que, en fin, sustituía la complejidad del rostro humano por unos monigotes taaan monos…, que con su esquematismo e irrealidad limaban las aristas de tema tan doloroso, vulgarizándolo y haciéndolo más digerible para el pijerío del cambio de siglo.

No obstante, pese a la ramplonería de la perspectiva de que hace gala el producto, hay que reconocer que el comienzo de “La tumba de las luciérnagas” es atractivo, de hecho, promete mucho más de lo que, luego, ofrece el film; y, en fin, que es mejor que tantos otros títulos del sobrevaloradísimo Miyazaki. Pero la cuestión es que a una película de animación cabe exigirle estrategias arduas, cuando no imposibles de aplicar en una película de imagen real, lo que no es el caso ni lejanamente; y a cualquier película un mínimo de coherencia y creatividad, lo que resulta aún más remoto en esta “La tumba de las luciérnagas” cuya inventiva no pasa de roma. Y que nadie se llame a engaño por el sorprendente plano final: la idea de sumergir las historias de antaño en medio de una urbe actual, uniendo dos tiempos en apariencia irreconciliables, se la copió Takahata del final de la excelente “Himiko” (1974) de Shinoda…, despojándola de su sentido profundo.
myshkin
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