Es una película que está desarticulada por ella misma, porque ya la presentación de personajes la hace de forma independiente. La artífice de todo el asunto, que es Amanda Waller…no sé quién es. Sé que es una tía de relativo poder, que no sé muy bien de qué pie cojea, que por lo visto tiene muy mala baba, y no sé qué le motiva a querer montar un ejército de criminales. No entiendo por qué criminales y no los superhéroes que los capturan; ni entiendo por qué esos y no otros. Luego, cuando se mete en harina y los presenta…es forzado. Éste es Deadshot, flashback. Ésta es Harley Quinn, flashback. Éste es el Capitán Boomerang, flashback….así con casi todos. Unos más desarrollados que otros, porque no vamos a darle la misma importancia a Will Smith que a Jai Courtney, que no lo conoce ni Dios, ¿verdad? Reparto coral mis cojones.

Y hablando de reparto, voy a hablar del Joker; venga va, no voy a ser yo menos que nadie. Es muy hipócrita hablar de la construcción de este personaje o de su personalidad porque no se ve una puta mierda. A ver, que sale cinco minutos, diez a lo sumo, y tiene cuatro frases que no son muy esclarecedoras. Normal que Jared Leto se pasase los rodajes haciendo el gamberro, si tenía que estar aburridísimo. En cualquier, absolutamente cualquier comentario en el que alguien defina a este Joker, se está inventando la mitad. Porque es imposible dilucidar cómo es a través de esas escenas, y es más difícil todavía definir su relación con Harley Quinn. No aporta nada a la trama, es prescindible.

Encadeno y hablo del argumento. Porque ya es mala suerte querer hacer un escuadrón de criminales para luchar contra los criminales y que el primer criminal contra el que luchar sea uno de los propios criminales que fichas para luchar contra los criminales. Es un poco lío ¿no? Pues eso. Pero es que suceden algunos acontecimientos que se sostienen incluso menos. Ojo, que ya sé que es una película de “superhéroes”. Ya lo sé. Pero Harley Quinn no deja de ser una psiquiatra lunática de carne y hueso. No tiene ningún superpoder, ninguno…Se estrella en un helicóptero que da varias vueltas de campana y no le pasa nada, ni un rasguño. ¿Hola coherencia?

Ahora bien, a Escuadrón Suicida hay que aplaudirle que, cuando suceden esta clase de incongruencias, enseguida cambia a otro asunto. Es decir, conoce sus propios fallos y los disfraza de una forma muy esteticista y muy rápida. Por eso la música son principalmente canciones, para distraer y llevar la película a un estilo más videoclip. Por eso juega con el “humor gamberro”, entre muchas comillas porque no es tan graciosa ni tan gamberra como se cree. Por eso mete flashbacks, que nos lleven a otro sitio y pensar en otro tema. En definitiva, juega a desviar la mirada y le funciona, durante un rato.