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España España · Badajoz
Voto de Weis:
2
Terror. Thriller. Fantástico Después del trágico asesinato de su familia, una misionera cristiana (Hilary Swank) pierde la fe y se convierte en una profesora de teología experta en milagros que investiga el caso de una pequeña ciudad de Louisiana que parece asolada por las diez plagas bíblicas. (FILMAFFINITY)
22 de marzo de 2009
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tan reprochable e incomprensible como buscar pruebas que confirmen la existencia de Dios, es hacer una película que respalde, por un lado, su fé y reparta equilibrio y limpieza espiritual utilizándolo como guía, y por otro, sugiera los avatares de la locura ante tal devoción. O una cosa u otra, pero no los dos conceptos desparramados.
Es inevitable que exista una disputa infinita. Los que creen se aferran a propósitos insustanciales y vacíos, se dejan influenciar por el cura de turno cada domingo, rezan y hablan con un trozo de madera con forma de hombre crucificado, y enarbolan su gran lógica citando frases de la Biblia.
Que no, que no, y que no. Que si no estudio, Dios no ayudará a aprobar el examen, quiera o no quiera él y/o yo. Si un familiar lleva meses en coma, Dios, con su gran sabiduría y misericordia, no le curará. Será su naturaleza física, la medicación, la labor de los médicos, los que harán que siga viviendo. No será Dios.
La Swank suelta una parrafada inmensa sobre las explicaciones científicas que tiene cualquier milagro divino, para que mas tarde los realizadores decidan descartarlo en pos del obediente departamento de efectos especiales, encargado de salvar y ocultar los innumerables agujeros de guión a causa de un giro tras otro, que solo busca lo de siempre, el efectismo.

Porque un pueblo entero no se lanza armado contra una niña alegando que ésta parece ser que tiene raíces demoníacas. Porque no puedes pintar un río de rojo, lanzar animales muertos desde el cielo, y demás plagas bíblicas, para que después solo te quede la cara de estreñimiento al comprobar que no te han explicado nada, que tus dudas sobre los milagros, los actos divinos o cualquier contacto con el susodicho siguen quedando intactas.
El que cree, no lo puede constatar o probar. El que no cree, tampoco, pero al menos éste no se pasa una vida entera intentando fundirse a modo místico-espiritual con alguien del que no tiene prueba computable de que exista.
La primera vez que presté atención al mejor profesor de filosofía que he tenido, decía lo siguiente: "Se han vertido, a lo largo de la historia, millones de litros de sangre para defenderle. Pero nadie ha podido asegurar que haya sido invitado por Dios a su casa y ofrecerle éste un trago en agradecimiento".

Ni mucho menos vapuleo a otros títulos que revisan el tema, tales como "Escalofrío" o "Stigmata", por que en ellos sí puedes comprobar como se arrojan opiniones que clarifican el sinsentido del fuerte apego emocional y la devoción, y el radicalismo en que seguro acaba desembocando. Si quieres entrar en el juego de "La cosecha", antes de conocer el índice de probabilidad de victoria o derrota, debes saber que el juego es totalmente imperfecto.

(Sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Weis
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