Más de 25 años de profesión logran que Jim Carrey tenga recursos sobrados para hacer que su personaje, incapaz de decir que no a ninguna propuesta por descabellada que parezca, caiga simpático y capte nuestra atención. Sus guiños al espectador, a su público en realidad, pues es consciente de que aquellos que no lo soportan ya no estarán ante la pantalla, pueden granjear el caudal de simpatía necesario para sostener todo el film. No necesita de más para salir airoso de estas propuestas. Él sabe perfectamente, su público también lo sabemos, que la película va a ser agradable, divertida, tierne y dejará un recuerdo tan bello como imperecedero.
Eso es "Yes Man", una comedia amable, con moraleja sencilla y escaso calado que se beneficia, como valor añadido de una simpática Zooey Deschanel, como complemento a Carrey. Nadie espera sorpresas y el director no va a darlas, no busquemos analizar la trama, ni su factibilidad; sencillamente nos propone hora y media sin dolores de cabeza y una sensación de que el mundo podría ser más sencillo.