Excelente fotografía, prodigiosos decorados, magistrales efectos y algunas actuaciones excelentes (el niño, estupendo, y los abuelos del todo entrañables), para esta versión de la peli protagonizada por Gene Wilder quien, a mi parecer, lograba un Wonka más enigmático y mágico que no este Depp pasado de vueltas en pleno subidón (al margen de su apariencia de dudosa sexualidad). El arranque es soberbio y, hasta la entrada en la fábrica, todo un glorioso paseo por el universo Burton; pero después se torna algo infantiloide y pesado, sobre todo con las largas y ridículas coreografías del enano multicopiado. Tampoco se salvan de la quema el añadido rollo paterno-filial, del todo sobrante, ni el absurdo relato del viaje de Wonka a enanolandia.
Recomendable por la perfección estética y visual, y sobre todo por la excepcional primera hora, aunque se avisa que los excesos de Depp y la moralína empalagosa de después pueden arruinar la fiesta.