El señor Watanabe fue feliz en el pasado pero perder a su mujer y después a su hijo, no físicamente en el caso del segundo, pero ya no era un niño y estaban claramente alejados, le sume en la soledad y la rutina.

La noticia de su muerte le lleva a la desesperación, y más tarde a la búsqueda de la felicidad, primero sigue el camino de otros, a los que el creé felices, ya que el había perdido la costumbre de intentarlo.

Fracasa en su primer intento y la tristeza le invade, pero...descubre el gran placer de proporcionar felicidad a los demás y lo hace a su modo, a través de una burocracia inmóvil a la que su voluntad logra doblegar, logrando, por fin, aprender a ser feliz y morir en paz.



La segunda parte de la película muestra las reacciones ante la muerte de un hombre gris que en sus últimos meses de vida resplandeció como una estrella fugaz.

Todos, temerosos de su propia infelicidad y mediocridad, se niegan a reconocer la grandeza de un hombre que en lecho de muerte se arrepintió y puso enmienda a una vida sin sentido en la que el tiempo pasaba sin dejar huella en el.

Solo uno de ellos ha aprendido la lección y solo uno, tras las copas de alcohol y la resaca, mantiene su pensamiento sobre el viejo funcionario, pero aún no es su momento y no se atreve a emularle en su cruzada. Tal vez... ese no sea su camino.