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Voto de Terror Crítico:
3
Terror. Thriller Una joven de 19 años (Odette Yustman) sufre los ataques de un "dybbuk", un alma en pena de una persona muerta que ha sido expulsada del Cielo. Este dybbuk en particular tendrá la forma de un joven que falleció en el campo de concentración de Auschwitz. Junto a su novio (Cam Gigandet) y un especialista en temas paranormales (Gary Oldman), se unirá para acabar con la maldición que tan malos momentos trae a la joven. (FILMAFFINITY)
13 de junio de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué pueden tener en común una película de terror "La semilla del mal" y la trilogía de acción de "El caballero oscuro"? Teniendo en cuenta que la primera parte de un guión original que parece ser la enésima copia de "El exorcista" (William Friedkin, 1973) fusionada con "La semilla del diablo" (Roman Polanski, 1968) y la segunda es una adaptación del cómic "Batman" con una identidad propia absoluta, la respuesta sería: nada. Pues bien, en realidad surgen de la mente y creatividad de la misma persona. Se trata de David S. Goyer, el responsable del guión de la trilogía y también de la escritura y dirección de la película que nos ocupa.

Esta introducción podría ser un aliciente perfecto para tener en cuenta el visionado de esta cinta que nos cuenta la historia de Casey, una chica huérfana que un buen día empieza a investigar el significado de las macabras visiones que está teniendo últimamente, llegando a relacionarlas con el pasado de su difunta madre. Casey deberá buscar respuestas a los fenómenos extraños que está viviendo porque empieza a sospechar que hay otro problema dentro de ella: un espíritu impaciente por nacer.

Tanto la premisa inicial como la apertura de la película tienen un encanto especial que parece mostrar signos de algo diferente y poco convencional. Por ejemplo, la primera escena del filme nos muestra una angustiante visión que, por su rareza e imaginación macabra, se sale de los cánones de las producciones cortadas por el mismo patrón. Algún que otro escalofrío recorrerá las espaldas de los espectadores al ver algo tan insólito como un perro con una máscara acechando a la protagonista, pero ese efecto terminará al cierre de esta introducción, cuando aquella esperanza de estar viendo algo con imaginario propio se desvanece por completo. Seguramente esta escena, dotada de una extrañeza atractiva, solo fue aprobada por el productor del film para poder atrapar a los espectadores y luego limitarse a seguir el libro de instrucciones.

El punto en común establecido al inicio de esta reseña, pues, resulta descolocante al ver que el prometedor Goyer trata el desarrollo de esta historia con muy poco cuidado cinematográfico. Los sustos se suceden uno tras otro sin inteligencia ni conocimiento del espacio del plano y la intriga se apoya sobre las bases de lo ya conocido -y muy a menudo contado con mayor destreza. Sorprende también que Gary Oldman (también habitual en la trilogía escrita por Goyer) aparezca aquí bastante perdido, a pesar de ser un actor que ha demostrado siempre ser una garantía de buena interpretación.

Lo que termina por anular los pocos tantos a favor de la película es su descarado catálogo narcisista de personajes. La mitad de la película es un desfile de torsos desnudos de Odette Annable (sosísima actriz principal que no expresa sufrimiento en ningún momento) y Cam Gigandet, que llegan a protagonizar momentos que se acercan más a un anuncio de ropa interior. Para entender estas salidas de tono solo deberemos observar el nombre de Michael Bay como productor del film, alguien que conoce a la perfección las carencias de sus proyectos y que no tiene problema en suplir con descaradas decisiones. En este caso, la falta de un argumento interesante queda cubierta con carne que alegra la vista y que ya estaba prometida desde su destapadísima campaña de carteles promocionales, donde la muchacha en cuestión aparece de espaldas con unos pantis tan cortos como un cinturón.

Como consuelo de la decepción tan grande que supone ver a Goyer al frente de este producto podemos decir que la película tiene un entretenimiento lineal que puede contentar a los menos exigentes y que, si estamos predispuestos a olvidar quién es el capitán de este barco, podremos disfrutar de algunos momentos tensos como el del incapacitado subiendo por la escalera. El problema es que hay demasiadas cosas que olvidar para poder aguantar hasta el final, momento en el que ya no nos quejamos de que parezca que "El caballero oscuro" y "La semilla del mal" no tengan en común al mismo escritor, sino que deseamos que la película hubiera sido realmente una copia descarada de los títulos de Friedkin o Polanski para, al menos, no haber perdido la ilusión por este guionista tan prometedor.

Lo mejor: La escena inicial con el perro. Tan arriesgada e inusual como perturbadora.

Lo peor: Dudar del talento de David S. Goyer.

Para más críticas del género consulta el blog "Terror Crítico": http://terrorcritico.wordpress.com
Terror Crítico
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