¡Ay los 80! Donner nos obsequia con una fantasía ambientada en la Italia del Medievo, quizás obsoleta para el cine y el público de hoy en día, lejos de cualquier veleidad realista de las que ahora nos ofrecen (tipo Ridley Scott), sin sexo ni desnudos gratuitos, con violencia la justa, sin sangre ni jovenzuelos depilados, sosos y promiscuos, ¡Bendita obsolescencia!
Porque a este filme le podemos perdonar todo, hasta la horripilante B.S.O. de Alan Parsons Project, la cual acabas taradeando. No puedes evitarlo. Es una historia magníficamente escrita, deliciosamente romántica, unos actores arrebatadores, que visten de los colores que luego llevan en su piel (el lobo) y en sus plumas (el halcón), una magnífica ambientación, apoyada en una excelente fotografía, un vestuario más propio de los filmes del Zeffirelli de entonces, una dirección soberbia, jovial y dicharachera, y, sobre todo, un sentimiento de positividad que flota y transmite el film, donde el amor se palpa, incluso el no correspondido. ¿A quién no impresiona Hauer en su corcel, la belleza de la Pfeiffer o los celos de Wood?

En fin, película de las de antes, en la que los actores sabian transmitir sentimientos y no eran un simple catálogo de imágenes vacuas y depiladas.