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España España · Rivas-Vaciamadrid
Voto de Quinto Sertorio:
7
Thriller Un cazador inglés que está de vacaciones en Baviera, se adentra en un bosque y desde lo alto de la colina descubre una residencia. Con la mira telescópica divisa casualmente al mismísimo Hitler en una terraza y simula darlo caza, desde ese momento será implacablemente perseguido por agentes de la Gestapo. (FILMAFFINITY)
20 de enero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un imbécil -no se le puede llamar de otra forma- decide practicar el "acecho deportivo" pero no sobre caza mayor sino sobre Adolf Hitler en su "Nido de las Aguilas". Y no hay confusión posible, ya que cuando va por el bosque para acechar al dictador, se cruza con un soldado de las SS. Obviamente será atrapado y le sorprenderá que no le crean que realmente no lo quería matar ¿Pero quién se lo creería si además llegó a cargar el rifle? Es como si hubiese pillado a Lee Harvey Oswald antes de dispar a Kennedy y hubiese dicho lo mismo ...

A partir de ahí, veremos las vicisitudes y desventuras del osado inglés huyendo de Alemania y siendo también acechado en Gran Bretaña, aprovechando una gran red de quintacolumnistas. Veremos como los malvados nazis, torturan y asesinan de manera educada. De hecho, su némesis, George Sanders, es un despreciable pero refinado alemán que recuerda al Hans Landa de Tarantino. Tendremos una sobrevenida historia de amor y también un drama, porque el filme es de 1941 y estaban en plena Guerra Mundial.

Fritz Lang denota maestría en la dirección y encuadres, desde un bello arranque en los bosques de Baviera, a toda la persecución por esos bosques, por los puertos de noche, por esas calles portuarias de los barrios bajos y cuyo acecho al protagonista por parte de delincuentes y espías recuerda al filme "M, el vampiro de Dusseldorf".
Y en todo un filme flota un aroma Hitchcockiano, cuyo referente máximo sería "39 escalones".

Buen reparto, con un Pidgeon haciendo de inglés perdonavidas -así le irá- un Sanders maquiavélico , una Bennett maravillosa en su ingenuidad y un Carradine que borda el papel de asesino de Reich. Y de regalo, un Roddy McDowall infante excepcional.
Quinto Sertorio
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