Demasiado pretensioso es crear una película basándose en un libro. Más aun si se intenta seguir al pie de la letra. Esto es lo que ha intentado Meirelles con un resultado cuanto menos cuestionable.
Salvo la última media hora, en la que se toma más libertades, el resto de la película es un resumen burdo del libro.
Faltan muchas cosas, reflexiones que aparecen en el libro una y otra vez, acerca de la humanidad, del egoísmo y la vanidad del hombre.
No puedo calificar la película como un espectador normal tras haber leído el libro, no me sorprende ni una sola de las escenas, que ya de por sí creo que no llegan a penetrar en los sentimientos de nadie.
La película se hace lenta, sin un guion claro, solo escenas que se suceden una tras otra sin mucho sentido. Sin haber leído el libro, creo que es imposible ver donde nos quiere llevar el director. No consigue meternos en el papel de un ciego, ni mucho menos en el de una sociedad sin piedad.
Una película para pasar el rato, que debería llevar a la reflexión del espectador y la única reflexión que nos haremos tras verla será si ha merecido perder estas dos horas, quizás hubiera sido mejor estar ciego...