Aunque personalmente me gusta más "La casa de los 1000 cadáveres", objetivamente pienso que Rob Zombie acertó al plantear esta segunda parte desde un punto de vista totalmente diferente, menos excesivo en lo visual, más realista, y con la malvada familia protagonista haciendo de las suyas fuera de su particular casa de los horrores. Lo que pierde respecto a la primera en humor negro y desparrame lo gana por su parte en crudeza y perversidad al convertir en auténticos héroes de la función, y en un tono medianamente serio además, a una patulea de sádicos degenerados que dan rienda suelta a sus instintos más abyectos sin cortarse un pelo. Y al presentar todo ello con una fotografía granulosa y una puesta en escena sobria que da cierta sensación de verosimilitud a las andanzas de estos malhechores. Es cierto que hay personajes un tanto desaprovechados (el sheriff en busca de venganza) y algunos giros del guión poco creíbles, sobre todo cerca del final, pero en general funciona si lo que se busca es pasar un rato incómodo, y a eso íbamos.
Masoca que es uno.