Este thriller nativo de considerable éxito, supone un nuevo tino en la lustrosa carrera de Daniel Monzón.
De nuevo ha sabido conjugar y armonizar en una sola película, la labor artística destacable junto a un triunfo comercial pretendido.
Asimismo por un lado de la balanza tenemos : un portentoso castin de actores (los que estamos pensando evidentemente , López, Tosar y Fernández), una acción palpitante y turbadora (con secuencias destacables como las persecuciones marítimas o el hundimiento del helicóptero) y unos efectos visuales muy por encima del celuloide nacional; mientras que en el otro lado, ponemos la atrayente temática del film (y es que "bajarse al moro" tiene mucho tirón), el inesperado descubrimiento de una previsible figura en ciernes (el niño Jesús Castro y sus famosos ojitos azules) y la adecuada campaña de marketing televisivo ( a lo gran hermano, cual pócima milagrosa).
De esta forma, Monzón alcanza otra vez un equilibrio necesario para ofrecer un éxito taquillero de calidad artística suficiente para él y para nosotros. ¿Bastante? No para los Goya, y es que "La Isla Mínima" es todo lo contrario a eso, todo menos mínima...