Escribo tras ser un afortunado ganador de entradas para el preestreno con cierta sensación de decepción. No soy un apasionado de las películas de superhéroes, después de la sobredosis que estamos soportando los últimos, pero tenía ciertas expectativas con este "crossover" de las dos estrellas de DC, en parte por la dirección de Snyder, que en "El Hombre de Acero" demostró su capacidad de sacar a la luz la épica que Supermán necesitaba, y por no haber querido saber nada de la producción, evitando incluso ver su trailer o noticias del rodaje. Esas expectativas quedaron truncadas después de una primera hora y media de película carente de espectáculo. Y no exijo acción a raudales para manterme entretenido, si ese tiempo se dedica a mostrar unos personajes o a desarrollar una psicología que explique el por qué de sus acciones. Y ése es el punto flaco del guión. Pese a contar con la ventaja de ser una secuela del anterior Hombre de Acero y no tener la necesidad de presentar a esos personajes, desperdicia ese tiempo con una historia sin rumbo y sin interés, con flashback innecesarios, preparando un épico encuentro entre ambos personajes que nunca llega, y cuando llega no tiene la épica que esperábamos. Está claro que visualmente es apabullante (como todo lo que hace Snyder), pero las 3D se hacen innecesarias durante esa hora final repleta de acción, en la que se repite casi mecánicamente las explosiones y destrucciones de edificios. Las comparaciones son odiosas, pero si bien la triología de Nolan sobre "El Caballero Oscuro" puso el listón muy alto para cualquier película de Batman posterior, hay muchas películas de la competencia Marvel que son más divertidas, espectaculares y sobre todo... entretenidas, que es lo que básicamente buscamos cuando vamos al cine a ver una película de superhéroes. Esperemos que la próxima "Escuadrón Suicida" sirva para quitarnos la espina de DC.