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Voto de Meroe:
8
8,0
17.159
Serie de TV. Animación. Acción. Aventuras. Ciencia ficción. Thriller
Serie de TV (2001-2002). 1 temporada. 26 episodios. La acción nos sitúa en el año 2071, donde los cazarecompensas han vuelto con todo su arsenal espacial. Los personajes Spike, Jet, Faye, Ed y Ein viajan en una nave llamada Bebop, en busca de delincuentes espaciales. (FILMAFFINITY)
30 de noviembre de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con Cowboy Bebop tenía una vieja historia pendiente, y es que después de darle la espalda la primera vez – por su título que quizás no me impresionó, o tal vez fuera su argumento que me pareció poco atractivo – pasado el tiempo la espina de Cowboy Bebop se quedó clavada en mi mente. Aunque en realidad era más bien como ver una cara familiar, conocida por muchos, que de vez en cuando reclamaba mi atención de espectadora, hasta que finalmente consiguió hacerse notar con una frase muy convincente que poco a poco caló en mi pensamiento: ¿Cómo puedes considerarte una entendida del anime sin haberme visto a mi?
Ahora puedo decir que me he divertido muchísimo con Cowboy Bebop, si bien creo que no engrosará la lista personal de mis diez animes predilectos a pesar de ser considerado por muchos uno de los mejores, sino el mejor, anime de todos los tiempos. Pero he disfrutado en sobremanera y me he reído mucho con ésta historia de los afables cazarrecompensas espaciales. Lo cual tiene mucho más mérito del que parece, porque por desgracia tuve que resignarme a ver Cowboy Bebop en la versión doblada al castellano. No parece un problema tan grave, ¿verdad? Pero ¿y si os dijera que la voz del protagonista es la de Woody Allen?
Que no haya malentendidos: algunas películas del señor Allen me encantan (Interiores, Balas sobre Broadway, Hannah y sus hermanas, Días de radio…) pero si escucho la voz de su actor de doblaje me la imagino contando traumas en el diván de un psiquiatra; no discutiendo sobre peligros y recompensas con su compañero. Hablando en serio cosas así pueden fácilmente sacarte de una historia para siempre. Pero con Cowboy Bebop no me ocurrió eso. Al contrario, tras el primer capítulo acabé cogiendole cariño a esa cómica voz que en ésta ocasión interpretaba correctamente a un truhan de muy buen corazón llamado Spike.
No solo es él. Spike Spiegel, Jet Black, Faye Valentine, Edward “Ed” Wang , e incluso el superinteligente canido Strut, todos ellos son personajes buenos, honestos y sanos, el tipo de personas encantadoras que te encantaría conocer en la vida real. Más que eso, puede que Cowboy Bebop acoga una historia de ciencia ficción basada en un futuro lejano donde los seres humanos abandonaron la Tierra para colonizar otros planetas, pero su aire es sumamente familiar por el recuerdo a viejas películas de los años ochenta; películas de hoy y de siempre. Un recuerdo muy tierno, un homenaje retro, eso es lo que evoca.
Pero en realidad Cowboy Bebop demuestra poseer un carácter dual – algo único y muy particular- al contrastar dos elementos opuestos: la comedia de situación y el cine negro más sórdido. Solo un anime muy audaz y de verdadera calidad podría combinar dos géneros tan dispares sin convertirse en algo confuso y desagradable para el espectador. Y es que unir el humor más tierno y el thriller al estilo de El Halcón Maltés en uno solo y renovarlos con imaginación manteniendo su esencia puede resultar una tarea muy ardua, más aún ocultando uno dentro del otro en una sencilla historia de tan solo veinticinco capítulos. Pero Cowboy Bebop posee tenacidad, es persistente y eso le brinda la capacidad de hacer que el público asuma inmediatamente lo que ve. Pocas veces podemos encontrar un anime con semejante entereza y determinación, muy pocas veces. La única duda que ofrece Cowboy Bebop es ¿Cuál es su género predominante, el drama o la comedia? ¿Qué es más importante en una historia, el esqueleto o la trama?
Me viene a la mente una crítica de Cowboy Bebop que citaba “Nunca tan pocos capítulos dieron para tanto”, y ahora puedo decir que estoy totalmente de acuerdo con esa rotunda frase. Reconozco y alabo la valía y novedad de éste anime… Pero para bien o para mal el gusto personal no se rige por el análisis ni el raciocinio. Aún apreciando el trabajo realizado creo sinceramente que la historia habría ganado mucho más si sus artífices la hubieran concentrado en su rama cómica que, de hecho, es magnífica. Y es que el humor empleado por Cowboy Bebop es entrañable y de gran calidad, reconfortante, al estilo de series como pasadas temporadas de Los Simpsons. La risa que nos inspira es esa clase de risa sincera que surge al observar situaciones entre personajes que apenas tienen nada en común los unos con los otros pero, indudablemente, se quieren muchísimo.
Permitidme ser más clara. Los que vemos asiduamente la serie de personajes amarillos sabemos que Homer Simpson está enamoradisimo de su mujer, que no hay nada que no hiciera o al menos no intentara hacer por ella. Marge, aún sufriendo en carne propia día sí y día también las consecuencias provocadas por un marido con cabeza de serrín jamás se separaría de su lado. Los niños completan la imagen que intento mostrar. Bart es una copia ¿mejorada? y gamberra de su padre y lo lógico sería que ambos fueran uña y carne, pero la realidad es que Bart se siente mucho más unido a su madre, probablemente la única persona que le acepta tal y como es y cree en él. Pero puede que la relación más especial sea la de Lisa y Homer. Ella es muy inteligente, y su carácter curioso e inconformista choca diametralmente con el de su padre: perezoso y falto de toda lógica y raciocinio. El abismo intelectual que los separa hace que resulte casi imposible mantener una conversación satisfactoria para ninguna de las partes; Homer no comprende a su hija y Lisa se siente frustrada al carecer de una figura paterna más sólida. Deberían repelerse mutuamente pero, sorprendentemente, esa distancia insalvable hace que los momentos que comparten sean pequeños tesoros llenos de luz y calidez, dando forma a algunos capítulos sencillamente preciosos. Respecto a Maggie, bueno, todos sabemos cuál fue su primera palabra. Más allá de su humor lo que hace tan especial a Los Simpsons es que muestra relaciones muy tiernas entre personajes poderosamente diferentes entre si, pero que no podrían vivir separados. Porque se quieren. Son una familia.
(Sigue en spoiler)
Ahora puedo decir que me he divertido muchísimo con Cowboy Bebop, si bien creo que no engrosará la lista personal de mis diez animes predilectos a pesar de ser considerado por muchos uno de los mejores, sino el mejor, anime de todos los tiempos. Pero he disfrutado en sobremanera y me he reído mucho con ésta historia de los afables cazarrecompensas espaciales. Lo cual tiene mucho más mérito del que parece, porque por desgracia tuve que resignarme a ver Cowboy Bebop en la versión doblada al castellano. No parece un problema tan grave, ¿verdad? Pero ¿y si os dijera que la voz del protagonista es la de Woody Allen?
Que no haya malentendidos: algunas películas del señor Allen me encantan (Interiores, Balas sobre Broadway, Hannah y sus hermanas, Días de radio…) pero si escucho la voz de su actor de doblaje me la imagino contando traumas en el diván de un psiquiatra; no discutiendo sobre peligros y recompensas con su compañero. Hablando en serio cosas así pueden fácilmente sacarte de una historia para siempre. Pero con Cowboy Bebop no me ocurrió eso. Al contrario, tras el primer capítulo acabé cogiendole cariño a esa cómica voz que en ésta ocasión interpretaba correctamente a un truhan de muy buen corazón llamado Spike.
No solo es él. Spike Spiegel, Jet Black, Faye Valentine, Edward “Ed” Wang , e incluso el superinteligente canido Strut, todos ellos son personajes buenos, honestos y sanos, el tipo de personas encantadoras que te encantaría conocer en la vida real. Más que eso, puede que Cowboy Bebop acoga una historia de ciencia ficción basada en un futuro lejano donde los seres humanos abandonaron la Tierra para colonizar otros planetas, pero su aire es sumamente familiar por el recuerdo a viejas películas de los años ochenta; películas de hoy y de siempre. Un recuerdo muy tierno, un homenaje retro, eso es lo que evoca.
Pero en realidad Cowboy Bebop demuestra poseer un carácter dual – algo único y muy particular- al contrastar dos elementos opuestos: la comedia de situación y el cine negro más sórdido. Solo un anime muy audaz y de verdadera calidad podría combinar dos géneros tan dispares sin convertirse en algo confuso y desagradable para el espectador. Y es que unir el humor más tierno y el thriller al estilo de El Halcón Maltés en uno solo y renovarlos con imaginación manteniendo su esencia puede resultar una tarea muy ardua, más aún ocultando uno dentro del otro en una sencilla historia de tan solo veinticinco capítulos. Pero Cowboy Bebop posee tenacidad, es persistente y eso le brinda la capacidad de hacer que el público asuma inmediatamente lo que ve. Pocas veces podemos encontrar un anime con semejante entereza y determinación, muy pocas veces. La única duda que ofrece Cowboy Bebop es ¿Cuál es su género predominante, el drama o la comedia? ¿Qué es más importante en una historia, el esqueleto o la trama?
Me viene a la mente una crítica de Cowboy Bebop que citaba “Nunca tan pocos capítulos dieron para tanto”, y ahora puedo decir que estoy totalmente de acuerdo con esa rotunda frase. Reconozco y alabo la valía y novedad de éste anime… Pero para bien o para mal el gusto personal no se rige por el análisis ni el raciocinio. Aún apreciando el trabajo realizado creo sinceramente que la historia habría ganado mucho más si sus artífices la hubieran concentrado en su rama cómica que, de hecho, es magnífica. Y es que el humor empleado por Cowboy Bebop es entrañable y de gran calidad, reconfortante, al estilo de series como pasadas temporadas de Los Simpsons. La risa que nos inspira es esa clase de risa sincera que surge al observar situaciones entre personajes que apenas tienen nada en común los unos con los otros pero, indudablemente, se quieren muchísimo.
Permitidme ser más clara. Los que vemos asiduamente la serie de personajes amarillos sabemos que Homer Simpson está enamoradisimo de su mujer, que no hay nada que no hiciera o al menos no intentara hacer por ella. Marge, aún sufriendo en carne propia día sí y día también las consecuencias provocadas por un marido con cabeza de serrín jamás se separaría de su lado. Los niños completan la imagen que intento mostrar. Bart es una copia ¿mejorada? y gamberra de su padre y lo lógico sería que ambos fueran uña y carne, pero la realidad es que Bart se siente mucho más unido a su madre, probablemente la única persona que le acepta tal y como es y cree en él. Pero puede que la relación más especial sea la de Lisa y Homer. Ella es muy inteligente, y su carácter curioso e inconformista choca diametralmente con el de su padre: perezoso y falto de toda lógica y raciocinio. El abismo intelectual que los separa hace que resulte casi imposible mantener una conversación satisfactoria para ninguna de las partes; Homer no comprende a su hija y Lisa se siente frustrada al carecer de una figura paterna más sólida. Deberían repelerse mutuamente pero, sorprendentemente, esa distancia insalvable hace que los momentos que comparten sean pequeños tesoros llenos de luz y calidez, dando forma a algunos capítulos sencillamente preciosos. Respecto a Maggie, bueno, todos sabemos cuál fue su primera palabra. Más allá de su humor lo que hace tan especial a Los Simpsons es que muestra relaciones muy tiernas entre personajes poderosamente diferentes entre si, pero que no podrían vivir separados. Porque se quieren. Son una familia.
(Sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Esa misma esencia, más pulida y elegante, la he percibido con claridad en Cowboy Bebop. Acompañado por la comedia, a la que ésta serie toma gentilmente como compañera de viaje, se unifica una historia de una familia cuyos miembros no tienen absolutamente nada en común, ni siquiera la sangre, pero el conocerse y viajar juntos en esa pequeña nave mientras van a la caza de malhechores buscados por la justicia aporta un nuevo sentido a sus vidas, una extraña felicidad con la que ninguno de ellos había soñado nunca. ¿No resulta tierno? Ni Spike está (ni estará nunca) enamoradisimo de Faye, ni ella tiene paciencia para aguantar ni una sola tontería, ni Edward -cuyo verdadero nombre es Francoise: una chica- necesita en realidad ninguna figura paterna, ni el perro que adoptan se siente especialmente unido a nadie salvo, quizás, a la alocada Ed. Por separado son seres individuales con personalidades complejas y únicas marcadas por su pasado pero juntos crean un grupo extraordinario, que cuanto más tiempo pasan juntos más se aprecian y respetan. Un clan, una familia, un patriarcado liderado por uno de los personajes más especiales y tiernos que he conocido nunca: Jet Black, un ex policía gigante de apariencia ruda y desagradable pero con una sensibilidad sorprendente, probablemente el ser más consciente y realista de todo el anime.
A través de estupendas y divertidisimas mini historias en las que nuestros protagonistas buscan ganarse la vida atrapando a tal o cual renegado para cobrar la recompensa (personalmente el capítulo de Pierrot Le Fou me pareció inmejorable, una joya de principio a fin) poco a poco vamos conociendo mejor a la tripulación del Bebop y a observar con creciente interés los lazos que se van creando entre ellos. Con la comedia como elemento presente durante casi toda la historia cada capítulo toca una rama diferente de los géneros existentes: el drama, el romance, la intriga, inclusive el terror al más puro estilo de películas como Alien… tal que se hiciera un homenaje muy tierno a todas aquellas películas de los años ochenta; las que marcaron una generación anterior a la mía, pero que yo sigo observando con gran cariño. Es posible que fuera ésta cualidad de Cowboy Bebop la que tanto me hiciera pensar en Los Simpsons: el tributo fiel a esos lejanos y alegres años, ahora llamados retro, que jamás se olvidarán. Esa es su mayor virtud, lo que más me ha hecho adorar éste anime.
Sin embargo como ya he dicho antes Cowboy Bebop tiene una lectura oscilante, ambigua. Es un anime dual que crea un fabuloso juego entre la comedia y el drama más sórdido; y aunque probablemente ese sea su aspecto más logrado yo lo considero su mayor pecado. Convierte la serie en algo novedoso y especial, pero al mismo tiempo ese acercamiento al cine negro resta mucha de la calidez mostrada hasta entonces aportando a cambio una sensación una tanto incómoda. Solo un detalle me resultó significativo ya al final de la historia, cuando Cowboy Bebop se perfila como la oscura y turbia historia de gangsters que siempre fue. Faye Valentine, a la que hasta entonces había considerado tan parecida a Bulma, empezó a brillar como un personaje perdido y solo, una niña que finalmente reconoce necesitar profundamente la familia en la que se han convertido todos ellos: una transformación preciosa con su correspondiente declaración de emociones en el último capítulo. Aún con semejante broche de oro éste aspecto austero no terminó de gustarme del todo.
De Cowboy Bebop me quedo con su cremosa calidez, su adorable humor, que por otro lado ocupa la gran parte de los capítulos. Ese tierno clasicismo retro. Teniendo en cuenta el origen puramente japonés su tierno homenaje a la Ámerica de los años ochenta es realmente fabulosa, una historia de verdadera calidad. Una historia, en fin, de hoy y de siempre.
A través de estupendas y divertidisimas mini historias en las que nuestros protagonistas buscan ganarse la vida atrapando a tal o cual renegado para cobrar la recompensa (personalmente el capítulo de Pierrot Le Fou me pareció inmejorable, una joya de principio a fin) poco a poco vamos conociendo mejor a la tripulación del Bebop y a observar con creciente interés los lazos que se van creando entre ellos. Con la comedia como elemento presente durante casi toda la historia cada capítulo toca una rama diferente de los géneros existentes: el drama, el romance, la intriga, inclusive el terror al más puro estilo de películas como Alien… tal que se hiciera un homenaje muy tierno a todas aquellas películas de los años ochenta; las que marcaron una generación anterior a la mía, pero que yo sigo observando con gran cariño. Es posible que fuera ésta cualidad de Cowboy Bebop la que tanto me hiciera pensar en Los Simpsons: el tributo fiel a esos lejanos y alegres años, ahora llamados retro, que jamás se olvidarán. Esa es su mayor virtud, lo que más me ha hecho adorar éste anime.
Sin embargo como ya he dicho antes Cowboy Bebop tiene una lectura oscilante, ambigua. Es un anime dual que crea un fabuloso juego entre la comedia y el drama más sórdido; y aunque probablemente ese sea su aspecto más logrado yo lo considero su mayor pecado. Convierte la serie en algo novedoso y especial, pero al mismo tiempo ese acercamiento al cine negro resta mucha de la calidez mostrada hasta entonces aportando a cambio una sensación una tanto incómoda. Solo un detalle me resultó significativo ya al final de la historia, cuando Cowboy Bebop se perfila como la oscura y turbia historia de gangsters que siempre fue. Faye Valentine, a la que hasta entonces había considerado tan parecida a Bulma, empezó a brillar como un personaje perdido y solo, una niña que finalmente reconoce necesitar profundamente la familia en la que se han convertido todos ellos: una transformación preciosa con su correspondiente declaración de emociones en el último capítulo. Aún con semejante broche de oro éste aspecto austero no terminó de gustarme del todo.
De Cowboy Bebop me quedo con su cremosa calidez, su adorable humor, que por otro lado ocupa la gran parte de los capítulos. Ese tierno clasicismo retro. Teniendo en cuenta el origen puramente japonés su tierno homenaje a la Ámerica de los años ochenta es realmente fabulosa, una historia de verdadera calidad. Una historia, en fin, de hoy y de siempre.