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Voto de Caith_Sith:
3
Acción. Ciencia ficción En el año 2039, el mundo está dominado por grandes corporaciones. Una de ellas es la Mishima Zaibatsu, dirigida por Heihachi Mishima, que realiza periódicamente el Iron First Tournament, un torneo de lucha a nivel mundial. El protagonista es el joven Jin Kazama, un luchador callejero que se apunta al torneo para vengar la muerte de su madre, asesinada por Heihachi. Acompañado por su maestro Lucas, deberá hacer frente a varios desafíos ... [+]
9 de agosto de 2010
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé quién diablos será el encargado de seleccionar qué videojuegos deben ser adaptados al cine, pero considerando que casi todas las sagas de lucha han sido llevadas a la gran pantalla, desde luego algo no debe ir bien en la cabeza de ese señor, ente o Dios sabe qué.

Tekken no es un juego que destaque por su gran profundidad argumental, si bien la historia de los Mishima, con la corporación liderada por Heihachi, su hijo carnal y el adoptado, el nieto de Heihachi, Jin, con sangre Kazama corriendo por sus venas, y el hecho de tener el gen de Diablo en su interior, podrían haber dado para un cortometraje de diez segundos en los que algo tuviese sentido. Dwight H. Little dirige un guión parido a tres bandas por Alan B. McElroy, Michael Colleary y Mike Werb en el que han decidido partir de cero y crear algo nuevo. Es una intención loable, el no quedarse en lo más básico y tratar de ir más allá. El problema es que lo que se plantea es incluso más chorras que lo que intentan adaptar. Y que puestos a comprar una licencia y a pagar pasta por ella, lo mínimo que se puede hacer se respetarla.

Olvidaos de los combates en templos japoneses, bosques de bambú u otros entornos tradicionales de la saga de videojuegos. Aquí se nos lleva a un futuro gris, casi distópico, en el que la corporación Mishima ha organizado un torneo para bla bla bla, y bli bli bli. Una forma cutre, y pobre, de justificar combates y hostias por doquier. Lo que más sorprende no es que la película no sea tan mala (es decir, es mala, pero no infecta) sino el hecho de estar tratada con solemnidad no la beneficia en absoluto. Su falta de pretensiones consigue que sea medianamente entretenida a pesar de ser una verdadera roña y hay un par de actores que se esfuerzan por salvar la función. Fallan, claro, aunque Gary Danields siempre mola y Cary-Hirouiki Tagawa, haciendo de Heihachi, es muy grande.

Paralelismos con la saga Tekken al margen, es una peli de hostias B de esas que había en los videoclubs en los 80-90 y que no trascendían más allá de su finalidad: ser alquiladas un domingo por la tarde y no pensar en que en el fondo, había cosas mejores que hacer con 90 minutos de una vida humana que perder el tiempo viéndolas. Lo surrealista es que el trabajo de Dwight H. Little sabe a gloria en comparación con otra adaptación de otro juego de lucha realizada este 2010, The King of Fighters de Gordon Chan.
Caith_Sith
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