En un año que está siendo bastante flojo al margen de los grandes nombres (Scorsese, Nolan, Boll) no puede sino agradecerse el que The Global Asylum, esa fantástica productora de cine directa a DVD, haya decidido dar luz verde a un proyecto que todo el mundo esperaba con ansias. El regreso de Jack de las profundidades del oceano, el fin de la agonía de Rose y el inicio de una nueva etapa. La primera secuela de una película con once Oscar: Titanic 2. Shane Van Dyke es el encargado de dirigir, escribir e incluso protagonizar el primer gran 'sleeper' del año, un título que el tiempo pondrá en su justo lugar y que ha sido vilapidado por a) fans de Titanic, b) fans de Avatar y c) amantes del cine de Roland Emmerich, que sólo saben reducir una película a efectos especiales sin dar importancia a la belleza de una historia de amor puro y el lirismo del after effects.

Admito que soy débil: vi Titanic 2 en su "estreno" el pasado 24 de agosto, pero no podía enfrentarme a ella sin reposar la película en mi cabeza antes de emitir un juicio, pues este tipo de trabajos personales, de autor, requiere de cierta meditación post-visionado de la misma forma que ocurre con clásicos como 2001 de Kubrick, Inland Empire de Lynch o House of the Dead de Boll. Ahora tengo claro que Van Dyke firma como los ángeles una historia de superación personal en la que se el espectador se involucra en todo momento en la trama a través de unos personajes magníficamente dibujados e interpretados con una fuerza arrolladora; Davison, Dyke y especialmente Westbrook hacen que Di Caprio, Winslet y Zane parezcan aficionados. Sólo se me ocurre un antecedente en el que la secuela tuviese mejores papeles que la original y ésta es "El Padrino 2", película que por cierto tiene ciertos paralelismos con este trabajo de Van Dyke.

Épica, pero lírica. Densa, pero liviana. Entretenidísima, pero reflexiva. "Titanic 2" es la épica llevada a sus últimas consecuencias, una exaltación de la aventura a través de una historia que roza lo ficticio pero que se sale adelante gracias a varios giros de guión perfectamente introducidos. Sólo hay que echar un vistazo al punto de partida para entender cómo se las gasta Van Dyke, un realizador al que sin duda alguna habrá que seguir de aquí en adelante. Por todo esto, es una verdadera pena que las altas expectativas no se hayan visto correspondidas desde lo técnico, donde una embarullada amalgama de digital effects y fx lángidos empañan una historia emocionante desde su entramado narrativo y armonioso en sus moralejas y finalidades últimas.

No obstante, esperaré. Dentro de diez años, no quedará más remedio que rendirse a este melodrama profundo. "Titanic 2" será considerada una de las grandes secuelas de la primera década del siglo XXI, Van Dyke habrá ganado la Palma de Oro por Mar Adentro 2 y el Oscar por interpretar a Gabourey Sidibe en este biopic de la primera presidenta negra de los Estados Unidos. Si ya lo decía Garci, "¡Qué grande es el cine!".