Damas y caballeros, nos hallamos posiblemente ante el fenómeno cinematográfico del nuevo milenio.

Se trata sin duda de un fenómeno singular: se trata de una película de superhéroes basada en una franquicia de cómics ya antes muy explotada; se estrenó en verano, la por excelencia temporada del intelecto relajado, batiendo un nuevo récord de taquilla; se trata de una continuación, aunque no lleva ningún número en el título. Y se puede ver, entender y disfrutar perfectamente sin haber vislumbrado su, a mi juicio, también magnífica precursora.

¿Saben? Es algo completamente ilógico. Es muy difícil creer que una película alcance el máximo exponente en taquilla, crítica y admiración del público. Para mí, es algo insólito, y hay gente que, incapaz de asumirlo, despotrica este filme por puro esnobismo.
Pero sin la menor duda, creo que esta película merece su rotundo éxito por muchos méritos propios, del mismo modo que Christopher Nolan ha pasado a merecer toda nuestra atención como un nuevo artista capaz de combinar de forma impecable el entretenimiento, la profundidad, la filosofía, la acción, la tragedia, la sutileza, la introspección y la belleza, creando el fresco que compone esta oscura película.

"The Dark Knight" nos narra el duelo entre dos de los más célebres personajes del Noveno Arte: Batman y Joker, que en esta película libran una sangrienta y dramática lucha entre el orden y el caos, una lucha que todos los seres humanos libramos cada día contra nosotros mismos.
En esta oscura historia de tiempos violentos y personalidades fracturadas se habla de riesgos (la exitosa irracionalidad de un psicópata que no tiene nada que perder), amores (el amor dividido de una dama hacia dos caballeros), venganzas (el afán de un desdichado de hacerle al mundo lo que el mundo le ha hecho a él) y, sobre todo, lapsos morales: el fenómeno de personajes que se ven obligados a hacer cosas horribles en favor de un bien mucho mayor. ¿El fin justifica los medios? Sólo cuando el fin y los medios son una misma cosa.
Todo ello en una magnífica combinación de interpretaciones (no en vano el difunto Heath Ledger se gana la película para él solo, así como Christian Bale con su constante mirada de póker), música (violenta, dramática y oscura de James Newton Howard y Hans Zimmer), efectos especiales (las persecuciones del Batmóvil y el clímax con espectaculares), dirección (la introducción y el nudo de la película son comparables a muchos célebres clímax) y guión (belleza de giros, belleza de palabras y gran belleza de imprevisibles sorpresas) que forman esta incomparable Obra Maestra.

"Si te paras a pensarlo, la luz es un regalo de la oscuridad..." -Metal Gear Solid 3, de Hideo Kojima.